Si la nueva rectora, realmente
quisiera hacer algo innovador en el área de la Difusión cultural, sólo tiene
que atender el mensaje que le dejó su padre, Raúl Ladrón de Guevara, que hace
unas décadas estuvo a cargo de la Difusión cultural y Extensión universitaria.
Y es que Raúl publicó las Piezas infantiles de Mario Ruíz Armengol, pues
entonces la editorial dependía de Difusión cultural. La publicación de libros
es, obviamente, una forma de difusión cultural, pero al parecer eso no se tuvo
en cuenta en esta restructuración.
Por cierto, Raúl fue alumno de
Esperanza Cruz en el Conservatorio Nacional, y en esos tiempos pensó ganarse
algo tocando en restaurantes de postín y centros nocturnos, pero para eso había
que entrar al sindicato, y el que le podía dar el pase era precisamente
Armengol. Raúl se había hecho amigo de Mario, el hijo de Armengol, y éste logró
que su padre lo escuchara, pero no lo admitió en el sindicato, aunque ya tocaba
muy bien. Los que partían el queso eran otros pianistas como Chucho Zarzosa,
que algunos amigos que lo escucharon consideran genial. Raúl no logró
incorporarse a ese selecto grupo, pero no por eso se amargó ni se quedó
resentido. “Mejor así”, me dijo. “Qué tal si empiezo a tomar y acabo
alcohólico, tú no conoces ese ambiente”. “Te salvaste”, le dije, y nos reímos.
En general, Raúl veía el lado bueno de las cosas, y eso a veces resultaba
desconcertante. Años después, publicó las Piezas infantiles. “Hacen falta”, me
dijo, y era verdad, porque los profesores de piano se las ponían a sus alumnos,
que foto copiaban las partituras; el compositor se alegró mucho de que la
universidad lo reconociera, publicando sus obras, y el IVEC hiciera otro tanto,
como se puede ver en la entrevista que mi hija le hizo a Juan Salazar Arroyo,
publicada en Punto y aparte, el 13 de febrero de este año. Raúl publicó además
obras de Armando Lavalle y Eduardo Hernández Moncada, y al hacerlo, me parece
que le dejó un mensaje a su hija, que ahora se encuentra al frente de la
universidad. La editorial ha publicado obras literarias y académicas, pero en
general se ha desentendido de la música. La UNAM ha publicado algunas
partituras de Manuel M. Ponce y algún libro de Carlos Chávez, y es claro que la
U.V. se debería encargar de las obras de otros compositores como Mario Ruiz
Armengol, que por cierto editó Alejandro Corona, durante un año sabático.
Mayito, como le decían sus amigos, nació el 17 de marzo de 1914, y el
centenario de su nacimiento sería el momento más oportuno para anunciar la
publicación de sus obras con el IVEC, que en 1990 publicó las Danzas cubanas.
Se puede gestionar para eso apoyo del CONACULTA.
Lo que se espera de Sara es que le de
un decidido apoyo a la música, por sus antecedentes familiares, y eso implica
(1) publicar las obras de algunos compositores, sobre todo veracruzanos, como
Hernández Moncada y Ruiz Armengol, y obras sobre los mismos, (2) aprovechar la
Sinfónica, que no debe limitarse a tocar en Xalapa, y deben repetir los conciertos del viernes, los domingos,
por lo menos en Veracruz y Orizaba, donde el ayuntamiento restauró el Teatro
Llave con apoyo del Conaculta, y hacer lo mismo con la Orquesta de música
popular, el trío Chopin y otros grupos artísticos. 3) Por cierto, hay que
reponer las plazas que ocuparon Laura Sosa y Ernesto Tarragó, así como Erasmo
Capilla, 4) Apoyar a los mejores estudiantes de música para que no se limiten a
tocar en el MAX, prepararlos y arreglarles recitales en otros lugares,
incluyendo algunos auditorios del Distrito Federal y otros lugares, mediante
convenios con el conservatorio de las Rosas, la Escuela Superior de Música en
Monterrey y la del CENART, entre otras. 5) Relanzar el Festival Junio Musical o
reemplazarlo con otro, pues hace años Flora propuso que en vez de dedicarse a un
país, se dedicara a los jóvenes y se convirtiera por lo menos un año en un
Junio juvenil, es decir en un festival de jóvenes talentos, como el de París y
otros que se realizan en Europa.
Para todo esto se requiere reducir la
burocracia al mínimo indispensable, invitando a los estudiantes a hacer su
servicio social en Difusión, dándoles becas o algún estímulo. 6) Además, hay
que impulsar la investigación musical, rescatando el archivo de Rubén Montiel,
por ejemplo. Hace falta que alguien se ponga a investigar sobre Eduardo
Hernández Moncada que Enrique Salmerón frecuentaba y sobre algunos intérpretes
como Esperanza Cruz.
(La
Jornada Veracruz, 13 de marzo 2014)
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