Como al final de la sesión, se
permitió hacer pregunta, llené una papeleta. “¿No creen Uds. que hace falta una
Ley de universidades, como en España, para regular a las llamadas universidades
“patito”, que se dedican exclusivamente a la enseñanza, obligándolas a destinar
un porcentaje de sus presupuestos a la investigación y la difusión científica y
cultural?”.
El Dr. Fernández Fassnacht, que se
encargó de darme respuesta, dijo que se podría hacer una ley para las universidades
privadas, pero no para las públicas, porque son autónomas, pero en España
también hay universidades “autónomas” -- la Universidad Autónoma de Madrid y la
Universidad Autónoma de Barcelona, donde estudió Raúl Arias -- y hay también
una Ley de Universidades.
Con más de tres mil instituciones de
enseñanza superior, me parece que hace mucha falta en México una ley que
permita regularlas, un marco jurídico que englobe tanto a las universidades
públicas y “autónomas”, como a las privadas.
Se trata precisamente de discernir,
como señaló Arias, “qué entendemos por universidad”, pues precisamente por la
falta de una ley han proliferado las instituciones de enseñanza superior que no
apoyan investigaciones ni hacen nada para difundir la ciencia y el arte.
La ley tiene que ser general, pero no
afectaría a las universidades autónomas, porque, como señaló Arias, “ [ya]se
nos exigen procesos de acreditación y certificación”, pero esto no se hace en
el caso de las universidades privadas, que se verían así sujetas a las mismas
normas y obligaciones que ya se impone a las instituciones públicas.
Hace años publiqué una nota en
Política, señalando que la Secretaría de Educación de Veracruz debería
condicionar el Reconocimientos de validez oficial, exigiendo a las universidades
privadas que destinen por lo menos un 5% de su presupuesto a la difusión
científica y cultura, lo que permitiría darle empleo a los egresados de Artes
de la Universidad Veracruzana. Por otra parte, durante la rueda de prensa que
siguió a la mesa de los rectores una reportera señaló que los académicos de las
universidades públicas recurren muchas veces a las universidades
"patito" para obtener títulos y post-grados que les permitan avanzar
en sus carreras, y el Dr. Narro negó que eso ocurra. Sin embargo, eso es lo que
pasa en la Universidad Veracruzana, donde recientemente alguien ganó un
concurso para una plaza de tiempo completo, gracias a que tenía una maestría
“patito”, y hace unas décadas varios investigadores se adornaron con doctorados
obtenidos por correspondencia en España o en la famosa Atlantic University, que
opera – y eso ya dice mucho – en Hawaii.
Hace falta un tabulador más preciso
que le asigne su justo valor a los títulos obtenidos en otras instituciones, de
acuerdo con el reconocimiento que tengan.
No es lo mismo un doctorado obtenido
en la Universidad de Boston o en la Sorbonne que el de la Duckling University.
Se incurre en una contradicción, como señaló la reportera, cuando por un lado
se condena la proliferación de instituciones dedicadas a la enseñanza superior
y por otro se aceptan los títulos que otorgan. En cuanto a la "pérdida de
capital humano" que mencionó otra reportera, a la que
le contestó Raúl Arias, me parece que
olvidó el problema de algunos egresados de nuestra universidad que destacaron
como estudiantes y luego obtuvieron becas – en algunos casos de las embajadas,
en otros del FONCA y el CONACyT o incluso de “Tío Fidel” -- para estudiar en
algunas de las universidades más prestigiosas del planeta y al volver a Xalapa
se encuentran con las puertas cerradas y apenas logran subsistir dando algunos
cursos con salarios de tres y cuatro mil pesos mensuales.
Las universidades deben atender a
esos jóvenes y no tratarlos con indiferencia. Me parece muy bien que la Universidad
Veracruzana se preocupe y apoye a los cafeticultores y a las familias de
emigrantes, pero no debe olvidar a sus mejores egresados.
(enviada el 10 de diciembre 2012)
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