domingo, 19 de agosto de 2018

CREDENCIALITIS y malgasto en la U.V.

La noticia de que la Universidad Veracruzana procedería a otorgarle nuevas credenciales a investigadores, docentes y empleados, me recordó el caso del INAPAM. Hace unos meses me decidí a tramitar la credencial que otorga ese organismo para obtener algunos descuentos y me enteré de que era necesario acudir primero a la Quinta de las Rosas para obtener una ficha. Posteriormente, hablé con la responsable y le hice ver que yo trabajo y no dispongo de toda la mañana para tramitar la credencial, pero me contestó que "no se trabaja por citas en ninguna parte del estado". En otras palabras, no se quiso poner las pilas. Al parecer, los funcionarios del INAPAM creen que todas las personas mayores de sesenta años ya se jubilaron y no tienen nada que hacer. Tuve que reclamar para que se me atendiera debidamente, pues el famoso instituto trata a los viejos como ciudadanos de segunda. En realidad, la credencial NO HACE FALTA pues debería bastar con la credencial de elector para obtener los beneficios que se otorgan a los mayores de sesenta años. Eso es lo que se hace en España, donde se usa el DNI (Documento nacional de identidad, equivalente a la credencial de elector), para comprobar la edad y obtener los beneficios correspondientes. Y si no hace falta la credencial, tampoco hace falta el INAPAM, un organismo cuyo principal logro es haberle dado su credencial a un millón de mexicanos durante el año pasado y que representa una carga para el contribuyente. Se malgastan en ese organismo recursos que se podría destinar a hospitales, universidades y organismos culturales o a programas de atención a los viejos que podrían estar a cargo del IMSS. No hay que olvidar que este tipo de gastos – el innecesario crecimiento burocrático – son los que han hundido a Grecia y otros países. El colmo es que luego fui al Palacio municipal y vi que ahí también había colas para obtener OTRA credencial de jubilado. Lo peor de todo es que algo parecido está ocurriendo en la Universidad Veracruzana, donde el personal ya contaba con la credencial del Servicio médico y ahora se le exige que tramite otra credencial provista de un “chip”, en la que se han gastado ya unos ochocientos mil pesos y puede costar más. También se pretende dotar de “credenciales inteligentes” a los estudiantes, aunque los del área de humanidades las rechazaron sensatamente y han optado por las credenciales tradicionales. Hace poco estuve unos días en París y me di cuenta que los estudiantes de la Sorbonne tienen credenciales de plástico, parecidas a las “tradicionales” de la U.V., y con los recortes impuestos por el nuevo presidente no hay ni la más remota posibilidad de que se les vaya a dotar de “credenciales inteligentes” como las que aquí están de moda.
Por si todo esto fuera poco, no crean que con las nuevas credenciales para académicos y empleados ya no se van a requerir las del servicio médico; lo que se pretende es que se hagan nuevas credenciales para ese fin … y, si nadie los para, al rato inventarán credenciales para ir al baño.

(La jornada Veracruz,  miércoles, octubre 03, 2012)


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