En uno de los
artículos recopilados en su libro Dinero para la cultura (México: Randon House
Mondadori, 2013 ), Gabriel Zaid observa que “las universidades imprimen, no
publican”, y lo mismo puede decirse de algunas dependencias como el IVEC y la
Editora de Gobierno, cuya producción no se distribuye mucho que digamos y se
queda embodegada.
La Editora de
Gobierno sólo vende sus libros en el módulo de la Gaceta y en algunas ferias
del libro, como la del Palacio de Minería, pero ni siquiera participa en todas
las que se realizan en el país.
Además, me parece
que ni el IVEC ni la Editora y tampoco la U.V. participaron en la Feria del
Libro de Mazatlán que anualmente organiza la Universidad Autónoma de Sinaloa.
La Feria del Libro
de la Universidad Autónoma de Nuevo León que se realizó hace unos días estuvo
dedicada a la Universidad Veracruzana, pero la editorial de esta institución
no invitó al IVEC
y a la Editora de Gobierno a participar, presentando algún libro o al menos
exponiendo ejemplares en su stand, y tengo entendido que algunos auditores no
ven con buenos ojos que la Editorial acepte en consignación libros de otras
instituciones o dependencias de gobierno.
Por lo mismo,
tampoco se informó a los investigadores, por si acaso querían participar en
alguna forma, aprovechando la invitación.
¿Por qué no se
hace un esfuerzo para mejorar la distribución y comercialización de los libros
publicados por el Gobierno de Veracruz? ¿Por qué no se intenta recuperar la
inversión en esas publicaciones? ¿De qué manera se promueven los libros que publican
el IVEC y la Editora de Gobierno?
Cuando se publicó
mi libro La gata revolcada, hace unos cinco años, el precio oficial era de 80
pesos, pero en las ferias lo vendían a 50 o 48, es decir con un descuento del
cuarenta por ciento.
Entonces, logré que
se mandaran ejemplares a las librerías EDUCAL y algunas otras,
que lo vendían a
80 pesos, pero ganaban el 40 por ciento, que es lo que se acostumbra.
Durante la Feria
del Libro Infantil y Juvenil del año pasado, el IVEC “ofertó” sus libros a diez
pesos, es decir a un precio inferior al costo de producción, pero ni así logró
deshacerse de ellos, y este año en la Feria Internacional del Libro
Universitario la oferta consistió en dar dos libros por uno, mientras que la
Editora sólo ofreció un 20 por ciento de descuento, pero esto sólo un día.
Además, la oferta
no tuvo difusión, y no creo por eso que hayan logrado vender muchos ejemplares.
Hace unos cinco
años, traté de que La gata revolcada se vendiera en las librerías Gandhi, pero
ahí me dijeron que no lo podían aceptar porque no tenía código de barras y
desde entonces he estado insistiendo para que tanto los libros del IVEC como
los de la Editora de Gobierno tengan ese código.
Y como el año
pasado se reeditó mi libro, se lo envié a las librerías Gandhi, que lo
analizaron y aceptaron, pero ahora resulta que no se le puede mandar a esa
empresa porque la Editora de Gobierno no se ha dado de alta con Hacienda –no
tiene un Registro Federal de Causantes – y por lo tanto no puede expedir
facturas.
¿No es esto el colmo?
¡Quién se va a
imaginar que una dependencia del Gobierno de Veracruz no se haya registrado
debidamente para operar como cualquier editorial!.
El caso es que
aparentemente los responsables tampoco tienen interés en hacerlo, como tampoco
les interesa vender los libros y recuperar la inversión.
Hay desidia, no
cabe duda.
A mí se me ocurrió
por eso que el IVEC, que sí tiene un Registro Federal de Causantes y puede por
lo tanto expedir facturas, se podría encargar de la distribución de los libros
impresos en la Editora de Gobierno.
Se trata, al fin y
al cabo, de dos dependencias del Gobierno de Veracruz.
Como ciudadano y
como escritor interesado en la distribución de su libro, le expuse
esta posibilidad
al nuevo director del IVEC, Rodolfo Mendoza, pero me contestó que no puede
comercializar libros publicados por otras dependencias del Gobierno de
Veracruz, debido a que incurriría en usurpación de funciones.
Por supuesto,
nadie sugirió que lo hiciera sin el consentimiento de la Editora. Obviamente,
habría que establecer un convenio, pero es obvio que el Maestro Mendoza no
tiene muchas ganas de resolver el problema, aunque él mismo tiene un libro
publicado por la Editora que se podría beneficiar de haber un acuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario