domingo, 19 de agosto de 2018

El Instituto ¿Superior? de Música


El año pasado la Legislatura recortó el presupuesto del Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz debido a que se consideró que había “duplicación de funciones” con algunas dependencias de la Universidad Veracruzana, es decir a que el instituto estaba haciendo lo mismo y era una versión “light” del Centro de Iniciación Musical Infantil y la Facultad de Música. En otras palabras, no era y no es un “instituto” y menos “superior”, sino una simple escuela de música.

Por eso se esperaba que Antonio Tornero lo reorganizara de modo que justificara su nombre y dejara de ser una escuelita abriéndole perspectivas más amplias, pero desafortunadamente el violinista carece de un proyecto que responda a las necesidades de la cultura nacional y regional.

En 1946 se creó la Sección de Investigaciones Musicales del Departamento de Música, entonces dependiente de la Dirección General de Educación Extraescolar y Estética de la Secretaría de Educación Pública y al cumplir 27 años esa sección se transformó en lo que hoy se conoce como el CENIDIM, o sea el Centro Nacional de Información, Documentación e Investigación Musical, y es claro que el Instituto Superior de Música debería apoyarlo, procediendo al rescate de la música veracruzana, mediante investigaciones y ediciones, pero en vez de un proyecto Tornero sólo tiene pretextos para no hacer nada, pues alega que “no tenemos dinero para todo” y no hay “la infraestructura necesaria”. En consecuencia, habrá que esperar otro sexenio para que por fin se empiece a investigar sobre la música en Veracruz, pues ahora nos dice que “vamos paso a paso” (de tortuga).

La verdad es que no se necesita ninguna biblioteca y ni siquiera el presupuesto para crear plazas de investigador de tiempo completo, pues aprovechando el aumento a su presupuesto el ISMEV podría por lo menos contratar uno o dos investigadores por tiempo y obra, pero para esto se requiere una visión muy amplia de la cultura nacional y además imaginación.

Durante el sexenio pasado se publicó una biografía de Mario Ruiz Armengol, pero también hay que rescatar del olvido a otros músicos y compositores veracruzanos, como Rubén Montiel, cuya obra se perdió en parte por el terremoto de 1985, pues se derrumbó el edificio donde la guardaba en San Juan de Letrán. Por suerte, sus parientes conservan parte de su archivo, y lo menos que podría hacer Tornero es ponerse en contacto con ellos para tratar de convencerlos de que lo donen al instituto con ciertas condiciones, como la de apoyar una investigación y/o publicar sus obras y un libro sobre Montiel, o al menos que se lo entreguen en comodato para que se encargue de preservarlo, mientras se consiguen los fondos para adquirirlo, como se ha hecho en el caso del archivo de Pomar y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. 

Alejandro Corona que hace años editó las Danzas cubanas de Mario Ruiz Armengol publicadas por el IVEC ahora dispone de un año sabático en la Universidad Veracruzana para preparar la edición de toda la obra para piano de ese compositor, y ese tipo de trabajos es lo que se debería hacer en el instituto. 


(Política, jueves 30 de marzo 2006).

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