domingo, 19 de agosto de 2018

Libros rematados



Desde las 10:00 horas del viernes 30 de mayo hasta las 20:00 horas del domingo 1° de junio se realizó en el Centro Cultural y Social Veracruzano, en Coyoacán, el primer Remate de Libros Veracruzanos publicados por la Universidad Veracruzana, el Instituto Veracruzano de Cultura y la Editora de Gobierno. De acuerdo con la información recibida, la universidad logró recaudar unos siete mil pesos por la venta de unos 500 libros, como Rastros y rostros de José Iturriaga, El libro de los elogios, de Alberto Manguel, Los Negros de Jean Genet y El rey Lear de William Shakespeare, ¿Te acuerdas de Rulfo, Juan José Arreola?, de Vicente Leñero y la antología del cuento veracruzano. Por su parte, el IVEC aprovechó la oportunidad para "ofertar" La máscara y la voz de Waldo Leyva (premio Casa de las Américas 2010), o la novela El torturador de Saúl Ibargoyen (Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer 2002), El vértigo de la dicha, una antología poética compilada por Juan Domingo Argüelles, los cuentos de René Avilés Fabila reunidos en Lejos del edén, la Tierra, y los poemas del gran especialista beatnick José Vicente Anaya incluidos en Brota la vida en el abrazo. También un libro de relatos de Jaime Turrent y una colección poética de Esther Hernández Palacios (premio Testimonio Carlos Montemayor 2011), así como un poemario de Maliyel Beverido y su traducción de un poemario del saboyano Xavier de Maistre.] Además, se vendieron a precios normales también algunos libros publicados recientemente, por lo menos de la Editora de Gobierno. Se realizó en esa forma un esfuerzo para poner en circulación obras que se habían quedado embodegadas por diversos motivos, como la reducción de las librerías del país a menos de la mitad de las que operaban hace cincuenta años. Los organizadores señalaron además que en México se publican más de 20 mil libros al año, y muchos no se exhiben nunca en las librerías por motivos comerciales. La cadena Gandhi, por ejemplo, opera 27 librerías (12 en la capital del país y 15 en provincia, además de otras once en las tiendas del Palacio de Hierro, pero no acepta cualquier libro. Hace unos cinco años, traté de que vendieran mi libro La gata revolcada, pero no lo aceptaron porque no tenía código de barras. Ahora los libros publicados por el IVEC y la Editora de Gobierno ya tienen ese código, gracias a mis gestiones. Y como el año pasado se reeditó mi libro, se lo envié de nuevo a las librerías Gandhi, que esta vez lo analizaron y aceptaron. Desafortunadamente, no se le ha podido enviar a esa empresa porque la Editora de Gobierno no se ha dado de alta con Hacienda no tiene un Registro Federal de Causantes y no puede por eso expedir facturas. Se me ocurrió por eso que el IVEC, que sí tiene un Registro Federal de Causantes y puede por lo tanto expedir facturas, podría encargarse de la distribución de los libros impresos en la Editora de Gobierno. Se trata, al fin y al cabo, de dos dependencias del Gobierno de Veracruz. Como ciudadano y como escritor interesado en la distribución de mi libro, le expuse esta posibilidad al nuevo director del IVEC, Rodolfo Mendoza, pero me contestó que no puede comercializar libros publicados por otras dependencias del Gobierno de Veracruz, porque incurriría en usurpación de funciones. Obviamente, no se trataba de que lo hiciera sin el consentimiento de la Editora. Habría que establecer un convenio, pero ya se ve que el Maestro Mendoza no tiene muchas ganas de resolver el problema. Y así están las cosas. El remate de libros veracruzanos representa un esfuerzo importante para poner en circulación los libros embodegados, pero también hay que mejorar la distribución de las publicaciones de la universidad y el gobierno. ( La Jornadaveracruz. miércoles, junio 25, 2014)

Política excluyente y ninguneo en el IVEC

Hace más de año y medio, el Maestro Alejandro Mariano, entonces a cargo del IVEC, publicó una convocatoria, invitando a los escritores del estado a presentar obras para su publicación dentro del Programa Editorial 2012, y se esperaba que hiciera lo mismo el Maestro Rodolfo Mendoza, quien lo remplazó, pero hace poco me enteré de que no habrá una nueva convocatoria ni concurso porque él mismo ya hizo la selección de los libros que piensa publicar.
Rodolfo Mendoza Rosendo nuevo director del IVEC se siente protegido,pero es excluyente
El IVEC tiene la misión de “Preservar, promover y difundir cultura, por medio de la participación amplia y plural de la ciudadanía, para fortalecer los valores y el patrimonio cultural de los veracruzanos”, pero el Maestro Mendoza pretende hacer todo él solo, sin tomar en cuenta las propuestas de los escritores e intelectuales veracruzanos a los que le cierra la puerta.
En respuesta a la convocatoria mencionada, yo propuse un libro y quería proponer otro para el Programa Editorial 2013, pero me dicen que ya se integró.
La sociedad reclama transparencia en todos los ámbitos del país y sobre todo en la administración pública, y no es admisible que el Maestro Rodolfo Mendoza
seleccione a su antojo los libros que se van a publicar.
El IVEC debe publicar una convocatoria y organizar un concurso para
seleccionar los libros que integrarán el Programa Editorial 2013.
La selección que ya hizo el Maestro Mendoza no es válida y quisiera señalar que no la ha dado a conocer, como si fuera cosa suya y no tuviera que informar a la sociedad ni darle cuentas a nadie.
La política excluyente del Maestro Rodolfo Mendoza Rosendo en el IVEC no se limita a las publicaciones, pues también se manifiesta en la organización de la Feria del Libro Infantil y Juvenil que anualmente se celebra en el edificio del Colegio Preparatorio.
Hace unos días me llamó el señor José Cruz para informarme de parte del nuevo coordinador de la feria, Maestro Jose Luis Bretón Arredondo, que no me iba a incluir en el programa, por lo que le pedí que me lo dijera por escrito, pero no lo ha hecho, aunque he estado insistiendo.
A principios de abril, me enteré de que el maestro Bretón se había hecho cargo de la feria, y le escribí de inmediato para manifestarle mi interés en participar, y él prometió analizar mis propuestas y comunicarse “a la brevedad”, pero no lo hizo.
La decisión de no incluirme en el programa no creo que sea cosa suya, porque ni siquiera me conocía, sino del Maestro Mendoza que ya ha mostrado deseos de desaparecerme.
Hace unos meses publicó una Antología del ensayo veracruzano en la que no incluyó ningún escrito mío, aunque en 1985 obtuve el Premio de Ensayo literario José Revueltas que anualmente otorgan el INBA y el Gobierno de Durango.
Se trata de un reconocimiento que obtuve al principio de mi carrera y creo que lo que he escrito luego es mejor o por lo menos tan buen como el texto por el que obtuve ese premio, pero al Maestro Mendoza eso no le importa.
(La Jornada Veracruz y Plumas libres

Libros embodegados


En uno de los artículos recopilados en su libro Dinero para la cultura (México: Randon House Mondadori, 2013 ), Gabriel Zaid observa que “las universidades imprimen, no publican”, y lo mismo puede decirse de algunas dependencias como el IVEC y la Editora de Gobierno, cuya producción no se distribuye mucho que digamos y se queda embodegada.
La Editora de Gobierno sólo vende sus libros en el módulo de la Gaceta y en algunas ferias del libro, como la del Palacio de Minería, pero ni siquiera participa en todas las que se realizan en el país.
Además, me parece que ni el IVEC ni la Editora y tampoco la U.V. participaron en la Feria del Libro de Mazatlán que anualmente organiza la Universidad Autónoma de Sinaloa.
La Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León que se realizó hace unos días estuvo dedicada a la Universidad Veracruzana, pero la editorial de esta institución
no invitó al IVEC y a la Editora de Gobierno a participar, presentando algún libro o al menos exponiendo ejemplares en su stand, y tengo entendido que algunos auditores no ven con buenos ojos que la Editorial acepte en consignación libros de otras instituciones o dependencias de gobierno.
Por lo mismo, tampoco se informó a los investigadores, por si acaso querían participar en alguna forma, aprovechando la invitación.
¿Por qué no se hace un esfuerzo para mejorar la distribución y comercialización de los libros publicados por el Gobierno de Veracruz? ¿Por qué no se intenta recuperar la inversión en esas publicaciones? ¿De qué manera se promueven los libros que publican el IVEC y la Editora de Gobierno?
Cuando se publicó mi libro La gata revolcada, hace unos cinco años, el precio oficial era de 80 pesos, pero en las ferias lo vendían a 50 o 48, es decir con un descuento del cuarenta por ciento.
Entonces, logré que se mandaran ejemplares a las librerías EDUCAL y algunas otras,
que lo vendían a 80 pesos, pero ganaban el 40 por ciento, que es lo que se acostumbra.
Durante la Feria del Libro Infantil y Juvenil del año pasado, el IVEC “ofertó” sus libros a diez pesos, es decir a un precio inferior al costo de producción, pero ni así logró deshacerse de ellos, y este año en la Feria Internacional del Libro Universitario la oferta consistió en dar dos libros por uno, mientras que la Editora sólo ofreció un 20 por ciento de descuento, pero esto sólo un día.
Además, la oferta no tuvo difusión, y no creo por eso que hayan logrado vender muchos ejemplares.
Hace unos cinco años, traté de que La gata revolcada se vendiera en las librerías Gandhi, pero ahí me dijeron que no lo podían aceptar porque no tenía código de barras y desde entonces he estado insistiendo para que tanto los libros del IVEC como los de la Editora de Gobierno tengan ese código.
Y como el año pasado se reeditó mi libro, se lo envié a las librerías Gandhi, que lo analizaron y aceptaron, pero ahora resulta que no se le puede mandar a esa empresa porque la Editora de Gobierno no se ha dado de alta con Hacienda –no tiene un Registro Federal de Causantes – y por lo tanto no puede expedir facturas.
¿No es esto el colmo?
¡Quién se va a imaginar que una dependencia del Gobierno de Veracruz no se haya registrado debidamente para operar como cualquier editorial!.
El caso es que aparentemente los responsables tampoco tienen interés en hacerlo, como tampoco les interesa vender los libros y recuperar la inversión.
Hay desidia, no cabe duda.
A mí se me ocurrió por eso que el IVEC, que sí tiene un Registro Federal de Causantes y puede por lo tanto expedir facturas, se podría encargar de la distribución de los libros impresos en la Editora de Gobierno.
Se trata, al fin y al cabo, de dos dependencias del Gobierno de Veracruz.
Como ciudadano y como escritor interesado en la distribución de su libro, le expuse
esta posibilidad al nuevo director del IVEC, Rodolfo Mendoza, pero me contestó que no puede comercializar libros publicados por otras dependencias del Gobierno de Veracruz, debido a que incurriría en usurpación de funciones.
Por supuesto, nadie sugirió que lo hiciera sin el consentimiento de la Editora. Obviamente, habría que establecer un convenio, pero es obvio que el Maestro Mendoza no tiene muchas ganas de resolver el problema, aunque él mismo tiene un libro publicado por la Editora que se podría beneficiar de haber un acuerdo.

Y así están las cosas. 
(Punto y aparte, Publicado el 22 Mayo 2014)


Un nuevo contrato de edición



El Instituto Veracruzano de Cultura reeditará mi libro Versiones, originalmente publicado por el Conaculta en el 2000, y hace unos meses firmé el contrato correspondiente, que considero bastante innovador. Las publicaciones del IVEC y otros organismos y dependencias no tienen carácter lucrativo, pero les imponen a los escritores e intelectuales un contrato similar a los de cualquier empresa editorial, obligándolos a ceder los derechos durante dos o tres años, de modo que ya no pueden contratar otras ediciones. Lo peor de todo es que no hacen ningún esfuerzo para comercializar los libros que imprimen; no los mandan ni siquiera a EDUCAL y a las librerías locales, y únicamente los venden a cuentagotas en algunas ferias del libro. En este caso, lo usual era que yo le cediera los derechos al IVEC durante un período de tres años, pero se me ocurrió consultar a la SOGEM (SOCIEDAD General de escritores de México), cuyo abogado señaló: "El contrato debe especificarse como una LICENCIA NO EXCLUSIVA, a efecto de que el autor esté en la posibilidad de licenciar la obra a terceros, atendiendo a que se trata de una obra sin fines de lucro… Además, encontré buena voluntad en el IVEC, donde hace unos dos años trabajé como asesor del Director general. La idea es que los escritores e intelectuales ya no tengan que ceder sus derechos a las editoriales universitarias y del gobierno y únicamente las autoricen imprimir y comercializar un determinado número de ejemplares, reservándose los derechos y quedando así en libertad de contratar otras ediciones. Del mismo modo que el libro electrónico no ha liquidado al libro impreso, también pueden co-existir en el mercado varias ediciones impresas de un mismo texto. Si alguna empresa editorial publicara otra edición de Versiones, la del IVEC no se dejaría de vender, porque resultaría más barata y apropiada para estudiantes; además, serviría para promover la otra edición, que tendría un precio más alto, pero también ciertas características que la harían preferible para otros lectores. Los libros de la Editora de Gobierno, por ejemplo, no son cosidos, según me hizo ver alguna vez Ángel José Fernández, y lo mismo pasa con los de IVEC que ahí se imprimen, de modo que una empresa editorial podría imprimir sus libros en una empresa como Rebosan que los cose y venderlos a un precio más elevados a lectores más exigentes. El IVEC sólo vende sus libros en algunas ferias y a veces en las librerías EDUCAL, y la otra edición tendría mejor distribución y se podría comercializar en el extranjero. El nuevo tipo de contrato permitiría generalizar esta situación e impulsar la industria editorial, actualmente aferrada a un tipo de capitalismo anacrónico y poco competitivo. Ahora falta que otros organismos y dependencias, como la Editora de Gobierno, las universidades y el CONACULTA adopten el nuevo tipo de contrato. Además, creo que se deben obligar a promover y a comercializar los libros que imprimen Hace tiempo traté de que las librerías Gandhi vendieran La gata revolcada, otro libro mío publicado en el 2009 por el IVEC, pero no quisieron porque no tenía código de barras. Logré luego que se enviaran algunos ejemplares a las librerías de la UNAM, donde no exigierón el código de barras, que ellos le pegaron en la contraportada. Ahora la Editora de Gobierno ya tramita el código de barras para sus libros, y el IVEC también lo va a hacer, pero hay que tratar además de que se vendan en las principales cadenas de librerías del país (Sanborns y las Gandhi), que desde luego no aceptan cualquier libro. – 
(La jornada veracruz, Viernes, abril 04, 2014).

Un impulso decidido a la música


Si la nueva rectora, realmente quisiera hacer algo innovador en el área de la Difusión cultural, sólo tiene que atender el mensaje que le dejó su padre, Raúl Ladrón de Guevara, que hace unas décadas estuvo a cargo de la Difusión cultural y Extensión universitaria. Y es que Raúl publicó las Piezas infantiles de Mario Ruíz Armengol, pues entonces la editorial dependía de Difusión cultural. La publicación de libros es, obviamente, una forma de difusión cultural, pero al parecer eso no se tuvo en cuenta en esta restructuración.
Por cierto, Raúl fue alumno de Esperanza Cruz en el Conservatorio Nacional, y en esos tiempos pensó ganarse algo tocando en restaurantes de postín y centros nocturnos, pero para eso había que entrar al sindicato, y el que le podía dar el pase era precisamente Armengol. Raúl se había hecho amigo de Mario, el hijo de Armengol, y éste logró que su padre lo escuchara, pero no lo admitió en el sindicato, aunque ya tocaba muy bien. Los que partían el queso eran otros pianistas como Chucho Zarzosa, que algunos amigos que lo escucharon consideran genial. Raúl no logró incorporarse a ese selecto grupo, pero no por eso se amargó ni se quedó resentido. “Mejor así”, me dijo. “Qué tal si empiezo a tomar y acabo alcohólico, tú no conoces ese ambiente”. “Te salvaste”, le dije, y nos reímos. En general, Raúl veía el lado bueno de las cosas, y eso a veces resultaba desconcertante. Años después, publicó las Piezas infantiles. “Hacen falta”, me dijo, y era verdad, porque los profesores de piano se las ponían a sus alumnos, que foto copiaban las partituras; el compositor se alegró mucho de que la universidad lo reconociera, publicando sus obras, y el IVEC hiciera otro tanto, como se puede ver en la entrevista que mi hija le hizo a Juan Salazar Arroyo, publicada en Punto y aparte, el 13 de febrero de este año. Raúl publicó además obras de Armando Lavalle y Eduardo Hernández Moncada, y al hacerlo, me parece que le dejó un mensaje a su hija, que ahora se encuentra al frente de la universidad. La editorial ha publicado obras literarias y académicas, pero en general se ha desentendido de la música. La UNAM ha publicado algunas partituras de Manuel M. Ponce y algún libro de Carlos Chávez, y es claro que la U.V. se debería encargar de las obras de otros compositores como Mario Ruiz Armengol, que por cierto editó Alejandro Corona, durante un año sabático. Mayito, como le decían sus amigos, nació el 17 de marzo de 1914, y el centenario de su nacimiento sería el momento más oportuno para anunciar la publicación de sus obras con el IVEC, que en 1990 publicó las Danzas cubanas. Se puede gestionar para eso apoyo del CONACULTA.
Lo que se espera de Sara es que le de un decidido apoyo a la música, por sus antecedentes familiares, y eso implica (1) publicar las obras de algunos compositores, sobre todo veracruzanos, como Hernández Moncada y Ruiz Armengol, y obras sobre los mismos, (2) aprovechar la Sinfónica, que no debe limitarse a tocar en Xalapa, y deben repetir los conciertos del viernes, los domingos, por lo menos en Veracruz y Orizaba, donde el ayuntamiento restauró el Teatro Llave con apoyo del Conaculta, y hacer lo mismo con la Orquesta de música popular, el trío Chopin y otros grupos artísticos. 3) Por cierto, hay que reponer las plazas que ocuparon Laura Sosa y Ernesto Tarragó, así como Erasmo Capilla, 4) Apoyar a los mejores estudiantes de música para que no se limiten a tocar en el MAX, prepararlos y arreglarles recitales en otros lugares, incluyendo algunos auditorios del Distrito Federal y otros lugares, mediante convenios con el conservatorio de las Rosas, la Escuela Superior de Música en Monterrey y la del CENART, entre otras. 5) Relanzar el Festival Junio Musical o reemplazarlo con otro, pues hace años Flora propuso que en vez de dedicarse a un país, se dedicara a los jóvenes y se convirtiera por lo menos un año en un Junio juvenil, es decir en un festival de jóvenes talentos, como el de París y otros que se realizan en Europa.
Para todo esto se requiere reducir la burocracia al mínimo indispensable, invitando a los estudiantes a hacer su servicio social en Difusión, dándoles becas o algún estímulo. 6) Además, hay que impulsar la investigación musical, rescatando el archivo de Rubén Montiel, por ejemplo. Hace falta que alguien se ponga a investigar sobre Eduardo Hernández Moncada que Enrique Salmerón frecuentaba y sobre algunos intérpretes como Esperanza Cruz.
(La Jornada Veracruz, 13 de marzo 2014)

Rescate de la difusión cultural (II)



La “recuperación” de la Difusión cultural anunciada por la nueva rectora, Sara Ladrón de Guevara, se ha limitado a una reestructuración administrativa. Se restableció la Dirección General de Difusión cultural, que ahora depende de la Secretaría de rectoría, lo mismo que Extensión universitaria y Vinculación; lo curioso es que la Editorial no forma parte de este grupo, aunque obviamente la publicación de libros es una forma de difusión cultural. En otras palabras, la reestructuración no tiene una base conceptual. Se trata de algo caprichoso, esa es la (triste) verdad.
Y si la reestructuración no está fundamentada, ya se pueden imaginar cómo anda lo demás. Esther Hernández Palacios anunció “un amplio programa…, iniciando con un coloquio de eco crítica y eco poética, a realizarse en marzo próximo”, con lo que incurre en un desvío de fondos, pues va a usar el presupuesto de la nueva dependencia, para algo que más bien cae dentro de la competencia del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Literarias y/o de la Facultad de Letras. La confusión no se limita a la reestructuración administrativa o no hay confusión y Esther simplemente cree que puede manejar a su antojo el presupuesto de esa dependencia. Además, la Dra. Hernández Palacios anunció la organización de algunas actividades para conmemorar “el centenario del natalicio de los escritores Octavio Paz, José Revueltas y Efraín Huerta”. Lo extraño, lo que requiere una explicación, es el hecho de que no mencionara el centenario de Mario Ruiz Armengol, pues este compositor nació en el puerto de Veracruz el 17 de marzo de 1914. La Universidad Veracruzana va a celebrar a tres escritores mexicanos, pero olvida a un compositor veracruzano. El centenario de Octavio Paz se va a celebrar en grande, y las actividades se extenderán a otros países como Francia, España, Brasil y Japón, de modo que no se requiere que haga mucho la Universidad Veracruzana, y lo mismo en el caso de Revueltas y Huerta, cuyas obras serán reeditadas por el Fondo de Cultura económica. En cambio, se ha olvidado al compositor, y por eso es necesario que la Universidad Veracruzana, y el Gobierno de Veracruz, por medio del Instituto Veracruzano de Cultura, intervengan y hagan algo al respecto. La música, desafortunadamente, no ha sido nunca el lado fuerte de Esther, que hace tiempo coordinó un libro sobre Diez creadores veracruzanos, donde incluyó semblanzas de Agustín Lara y de Francisco Gabilondo Soler, “Cri-cri”, pero olvidó a Mayito, y ahora nuevamente lo ningunea.
En vez de anunciar un coloquio sobre literatura, sectario, por lo demás, lo que se debía aclarar es con qué se va a remplazar el Festival Junio musical, que tuvo momentos estelares cuando, por ejemplo, la joven violinista francesa Deborah Nemtanu interpretó la sonata de Ravel en la Sala Chica, acompañada por un pianista de su país, y cuando Anne Queffélec se presentó en el Teatro del Estado. Hace tiempo se manejó la idea de dedicarles ese festival a los jóvenes y convertirlo en un Junio juvenil, es decir en un festival para músicos emergentes que hace mucha falta, pero, por lo visto, Esther no piensa relanzar ese festival y tampoco tiene un nuevo proyecto.
Paradójicamente, lo que se esperaba de la nueva rectora, por sus antecedentes familiares, es que le diera un decidido impulso a la música.

Rescate de la difusión cultural


En el documento titulado “Tradición e innovación”, la actual rectora mencionó que se debería “recuperar” la Difusión cultural, pues se le restó importancia al supeditarla a un área académica, y, mediante un acuerdo aprobado por el Consejo Universitario, le devolvió el estatus que tuvo antes como Dirección General de la cual dependen todos los grupos artísticos y ahora también la Casa del Lago y la Dirección de Comunicación de la Ciencia. En otras palabras, la nueva rectora reestructuró la administración dándole en ese marco más importancia a la difusión cultural, estableciendo como innovación una Dirección de Comunicación de la Ciencia, que tiene como antecedente el programa sabatino de conferencias, y donde puede haber novedades, pero por lo demás no se ve claro qué piensa hacer para recuperar verdaderamente esa actividad.
Esther Hernández Palacios, que se hizo cargo de la restaurada Dirección General de Difusión Cultural, anunció por su parte que además de la Dirección de Comunicación de la Ciencia y la Coordinación de Grupos Artísticos, se crearán dos nuevas coordinaciones que se encargarán de difusión de literatura y de artes visuales. En otras palabras, se va a aumentar la burocracia que obviamente absorberá una parte –seguramente la mayor – del presupuesto destinado a esas actividades. Se cae de nuevo en el error que ha plagado la difusión cultural en este país, donde por lo general no hay recursos para organizar conciertos, exposiciones, conferencias, porque todo se gasta en pagar los sueldos de los empleados administrativos. La burocracia ha sido la plaga que devora los recursos que se deberían destinar a pagar los viáticos de los artistas y los gastos necesarios para transportar sus obras y montarlas en los recintos. Desde hace años, los estudiantes avanzados de Música ofrecen recitales dominicales en el auditorio del Museo de Antropología, y se podrían presentar en otros auditorios, para hacer tablas, pero no hay recursos para pagarles los gastos de transporte y alojamiento, imprimir carteles y programas de mano. No se les apoya debidamente, lo sé muy bien, porque tengo una hija pianista, y hace años me tuve que poner a organizarle recitales por todas partes, y pude apreciar como ganaba confianza y seguridad a medida que se presentaba en público. En cierto momento, le sugerí a Manolo Zepeda que organizara un ciclo de recitales en el Distrito Federal con los mejores estudiantes de música, pero me dijo que no tenía presupuesto para llevarlos a tocar. Y lo mismo pasa con los estudiantes de artes plásticas, que por lo general sólo logran exponer en su propia galería. Por todo me parece completamente erróneo que se malgasten los recursos que se deberían destinar al apoyo de los artistas emergentes. Desde luego, hace falta que alguien organice los recitales y conciertos, exposiciones y conferencias, pero no tienen que ser empleados.
Hace falta un voluntariado. Así se hace en Francia y otros países, donde todo eso lo hacen personas “benévolas”, y aquí en la Universidad Veracruzana se puede aprovechar a los jóvenes que hacen su servicio social. Hace poco la rectora mencionó que a muchos de esos jóvenes los tienen sirviendo café en algunas dependencias, y hay que involucrarlos en la difusión cultural. Esther Hernández Palacios debería saber, por su experiencia en el IVEC, que la burocracia es la plaga de la difusión cultural, por lo que hay que reducirla al mínimo indispensable y no aumentarla, como pretende. La reestructuración de la Dirección General a su cargo es errónea, porque implica el aumento de la burocracia y malgasto de los recursos que se deberían dedicar a apoyar a los jóvenes talentosos y en general a los artistas.

El correo del libro, Amazon y la Reforma educativa

Hace unos días causó revuelo la noticia de que la tienda Armazón comenzaría a operar en México, es decir que empezaría a vender en el país libros en formato electrónico; en realidad, ya lo hacía, pero había que pagar en dólares, y ahora cobrará en pesos, y le prestará especial atención a los 70,000 títulos en español que tiene en su catálogo. Se trata, desde luego, de libros en formato electrónico que se pueden leer en tabletas Kindle que se pueden adquirir en las librerías Gandhi.
La empresa, que tiene en su catalogo unos 2 millones de libros en inglés y otras lenguas, ya empezó a vender obras como Memoria, de Sergio Pitol, y Las batallas en del desierto de José Emilio Pacheco. La noticia me recordó un programa de la Secretaría de Educación conocido como El correo del libro, que se encargó de la distribución de la colección Sepsetentas y otras publicaciones, para animar a los profesores a leer y actualizar sus conocimientos. Se les enviaba un boletín mensual de novedades con sinopsis de los libros y cupones para pedirlos.
De haber continuado ese programa, el avance tecnológico hubiera tenido como consecuencia que el mencionado boletín y los pedidos se hicieran por correo electrónico, y eso es lo que ahora va a hacer Armazón, que por otra parte se dirige a un público más amplio.
Desafortunadamente, en 1987 el programa se abandonó y sus recursos y funciones se transfirieron a EDUCAL, una cadena de librerías que ahora opera 90 puntos de venta, donde además se comercializan artesanías y baratijas. No he podido encontrar información en la red sobre El correo del libro; es necesario que alguien elabore una ficha para la Wikipedia, y ya se lo sugerí a un amigo. Lo que recuerdo es que Gonzalo Aguirre Beltrán inició en la Subsecretaría de Educación la publicación de la colección SepSetentas, y El correo del libro se estableció para distribuir y comercializar esas publicaciones. La Dirección General de Publicaciones estuvo luego a cargo de Ricardo Valero, cuando el Secretario de Educación era Muñoz Ledo, y ahí conocí a Samperio y conversaba con Jorge Brash, Mariángeles González y Laura Barcia.
En alguno de los artículos recopilados en Dinero para la cultura, Gabriel Zaid lamenta que se perdiera el directorio de los profesores que pedían libros.
La SEP no pretendió entonces evaluar a los profesores de todos los niveles, sino que se limitó a tratar de animarlos a que leyeran y se informaran. El programa se abandonó y ahora se culpa a los profesores por el bajo nivel de la enseñanza.
Hace unos meses, al tomar posesión como presidente del CONACULTA, Rafael Tovar y de teresa anunció que se actualizaría la agenda digital, whatever it means, y a lo mejor empiezan a publicar y vender libros en formato electrónico o por lo menos a promoverlos por medio de boletines electrónicos. Y lo mismo creo que deberían hacer la Universidad Veracruzana y el IVEC, que en la pasada Feria del Libro Infantil y Juvenil estuvo rematando sus libros a precios por debajo del costo de producción.
(La jornada veracruz,  21 de  septiembre 2013).

La Biblioteca del Universitario: otro desbarajuste


De acuerdo con las notas de prensa que he leído, la Colección Biblioteca del Universitario se debe a una idea del rector Raúl Arias Lovillo y su asesor Jorge Medina Viedas en 2006, pero luego se involucró a Pitol. Sin embargo, la selección de las obras que la integran no me parece que haya sido hecha completamente por el escritor, aunque incluye algunos de sus títulos predilectos. No es claro por qué obras como Los parientes ricos, de Rafael Delgado, y El hombre de la situación de Manuel Payno o Baile y cochino de Tomás Cuéllar aparecen junto a clásicos como Cumbres borrascosas y las Novelas ejemplares, de Cervantes, por lo que la colección resulta muy dispareja. No se escogieron además las obras más apropiadas para iniciar a los estudiantes en la literatura, salvo en algunos casos como el de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Stevenson o Bola de Sebo y otros cuentos de Maupassant. Todo parece indicar que algunos profesores e investigadores que circulan alrededor de Pitol maniobraron para que se incluyeran obras que han estudiado, como en el caso de Esther Hernández Palacios, de quien la UNAM publicó una antología de las crónicas de Tablada. Los libros incluyen, por cierto, un prólogo que en el caso de Tirano Banderas, de Ramón del Valle-Inclán y Emilio de Rousseau, se le encargó a Juan Villoro, cuyos escritos no me parecen muy afines a esas obras. La mayoría, sin embargo, se repartieron entre investigadores y profesores relacionados con el Premio Cervantes, como Rodolfo Mendoza, que tiene por cierto a cargo la colección Sergio Pitol, traductor, a quien se le encargaron Bartleby el escribiente y otros cuentos, de Melville, y Cumbres borrascosas., de Emily Brontë. El Maestro José Luis Martínez Suárez, ex director de la Facultad de Letras y ahora Coordinador del Area de Humanidades, aparece como autor del prólogo de Cuatro novelas ejemplares, de Miguel Cervantes, y El retorno de Casanova, Arthur Schnitzler, el Dr. Manuel Sol Tlachi no sólo prologó Visión de Anáhuac y otros textos, de Alfonso Reyes, sino también El hombre de la situación, de Manuel Payno, una de sus obras predilectas. Mario Muñoz se las arregló para que se incluyera en la colección su Antología del cuento mexicano de la segunda mitad del siglo XX , y posteriormente se incluyó otra antología, ahora de los Contemporáneos. La colección está integrada por obras literarias, pero perdió por completo la compostura cuando se incluyó El origen de las especies, de Charles Darwin, para que la prologara el Secretario académico, Porfirio Castillo. La selección, en fin, no se le puede achacar a Sergio Pitol, porque otras personas metieron su cuchara, y el resultado es un desbarajuste.
Por otra parte, se eligieron obviamente obras cuya publicación no implicaba problemas relacionados con los derechos de autor, pero de cualquier modo resulta injustificable que sólo se incluyeran títulos de autores mexicanos y se dejara fuera a los otros escritores hispanoamericanos. A pesar de todo esto, no era mala la idea de publicar algunos libros con un tiraje de 17 mil ejemplares, de los que la mayoría se entregaron de manera gratuita a los estudiantes de nuevo ingreso y sólo 2 mil se comercializaron a precios reducidos.

Habría que relanzarla, creo yo, pero con obras diferentes, y sin prólogos. 

(La jornada veracruz, 28 de  agosto 2013).


La universidad desconectada


A pesar de las declaraciones triunfales del rector acerca los “pasos firmes” que se han dado hacia la excelencia, la Universidad Veracruzana se ha desconectado en los últimos años al dejar de pagar las suscripciones a las más importantes bases de datos y a algunas de las principales revistas académicas y literarias. Durante el coloquio de otoño, le eché un vistazo a la hemeroteca de la USBI y me di cuenta que al parecer no se han renovado las suscripciones a las revistas. Hace décadas tuve la oportunidad de enseñar en la Universidad de Toulouse le Mirail y aproveché la oportunidad para establecer un intercambio de publicaciones con la Universidad Veracruzana, gracias a Enrique Cruz, quien fungía como director de la Biblioteca central y envió algunos libros publicados por la U.V. a cambio de la colección completa de Caravelle (Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien). Y como en esa revista se publicó hace un año una reseña de mi libro La gata revolcada, quise verla, pero me encontré con que no estaban los números correspondientes a los últimos ocho o nueve años. Le escribí a la Maestra Diana González, quien se desempeña desde como Directora General de Bibliotecas, y poco después recibí un mensaje de la Maestra Ana María Salazar, la Subdirectora administrativa, donde me informa que esa revista “se encuentra disponible…dentro de la base de datos JStor, que puede ser accedida desde cualquier equipo, en forma gratuita, y pueden consultarse los fascículos desde 1988 al 2009”.
Así es, en efecto, pero el problema es que no hay acceso a los artículos publicados durante los últimos tres años, y algo parecido pasa con otras publicaciones como la Hispanic Review, en cuyo sitio, claramente se puede leer: Online Access Full-text content is available at this website through Project Muse. Current subscribers should select the Login link in the top right menu bar, enter their Customer ID and click the Login button. Then click the red Online Access link in the top right bar. Es cierto que algunos números atrasados se pueden consultar gratuitamente y, por ejemplo, se puede leer una de mis reseñas en el sitio: http://www.jstor.org/stable/3247028, pero hace unos años había que pagar para ver ese texto publicado en el 2003. En cuanto a Review, publicada por la Americas Society en Nueva York, que le acaba de dedicar su penúltimo número a mujeres viajeras y me urgía revisar, no se encuentra en la USBI ningún número publicado durante los últimos años. Al parecer, los responsables de nuestras bibliotecas y hemerotecas se han ido con la finta de que ahora TODO SE ENCUENTRA EN INTERNET y se imaginan que no hay pagar suscripciones ni abonarse a las principales bases de datos.
Desafortunadamente, el acceso a los artículos publicados en todas esas revistas se encuentra restringido a los suscriptores y, si la U.V. no paga las suscripciones, nos deja a los investigadores completamente desconectados. Lo peor de todo es que tampoco se ha pagado la suscripción a los más importantes bancos de datos, como el New Grove Dictionary of Music, del que los estudiantes y profesores de la Facultad de Música sólo pueden consultar una edición muy atrasada en 20 volúmenes. Posteriormente, se hizo una segunda edición en 29 volúmenes y ahora esta obra de consulta se encuentra en línea, pero para poder utilizarla hay que pagar, claro, y eso es lo que no ha hecho la U.V., y lo mismo pasa con la MLA International Bibliography y otras fuentes parecidas. Para los estudiantes de música, letras, idiomas y otras carreras resulta indispensable que en las bibliotecas correspondientes se encuentren por lo menos revistas como Casa del tiempo, Universidad de México, Tierra adentro, Biblioteca de México, y también Lire, Le magazine littéraire y Le monde de la musique, entre otras. Hay que agregar que los préstamos interbibliotecarios se han vuelto un lujo que los investigadores no pueden permitirse, pues no hay una partida para cubrir los gastos correspondientes.
Y así están las cosas.

El futuro de las universidades

Hace unos días se celebró en Xalapa el coloquio de otoño sobre el futuro de las universidades y en la última sesión – la llamada “mesa de rectores”, Raúl Arias señaló que hay 3005 universidades en el país, con lo que se da una verdadera “changarrización” de la educación superior, y aseveró que “tenemos que discernir jurídicamente qué entendemos por universidad, porque lo que se está jugando es justamente el futuro…del país”.
Como al final de la sesión, se permitió hacer pregunta, llené una papeleta. “¿No creen Uds. que hace falta una Ley de universidades, como en España, para regular a las llamadas universidades “patito”, que se dedican exclusivamente a la enseñanza, obligándolas a destinar un porcentaje de sus presupuestos a la investigación y la difusión científica y cultural?”.
El Dr. Fernández Fassnacht, que se encargó de darme respuesta, dijo que se podría hacer una ley para las universidades privadas, pero no para las públicas, porque son autónomas, pero en España también hay universidades “autónomas” -- la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona, donde estudió Raúl Arias -- y hay también una Ley de Universidades.
Con más de tres mil instituciones de enseñanza superior, me parece que hace mucha falta en México una ley que permita regularlas, un marco jurídico que englobe tanto a las universidades públicas y “autónomas”, como a las privadas.
Se trata precisamente de discernir, como señaló Arias, “qué entendemos por universidad”, pues precisamente por la falta de una ley han proliferado las instituciones de enseñanza superior que no apoyan investigaciones ni hacen nada para difundir la ciencia y el arte.
La ley tiene que ser general, pero no afectaría a las universidades autónomas, porque, como señaló Arias, “ [ya]se nos exigen procesos de acreditación y certificación”, pero esto no se hace en el caso de las universidades privadas, que se verían así sujetas a las mismas normas y obligaciones que ya se impone a las instituciones públicas.
Hace años publiqué una nota en Política, señalando que la Secretaría de Educación de Veracruz debería condicionar el Reconocimientos de validez oficial, exigiendo a las universidades privadas que destinen por lo menos un 5% de su presupuesto a la difusión científica y cultura, lo que permitiría darle empleo a los egresados de Artes de la Universidad Veracruzana. Por otra parte, durante la rueda de prensa que siguió a la mesa de los rectores una reportera señaló que los académicos de las universidades públicas recurren muchas veces a las universidades "patito" para obtener títulos y post-grados que les permitan avanzar en sus carreras, y el Dr. Narro negó que eso ocurra. Sin embargo, eso es lo que pasa en la Universidad Veracruzana, donde recientemente alguien ganó un concurso para una plaza de tiempo completo, gracias a que tenía una maestría “patito”, y hace unas décadas varios investigadores se adornaron con doctorados obtenidos por correspondencia en España o en la famosa Atlantic University, que opera – y eso ya dice mucho – en Hawaii.
Hace falta un tabulador más preciso que le asigne su justo valor a los títulos obtenidos en otras instituciones, de acuerdo con el reconocimiento que tengan.
No es lo mismo un doctorado obtenido en la Universidad de Boston o en la Sorbonne que el de la Duckling University. Se incurre en una contradicción, como señaló la reportera, cuando por un lado se condena la proliferación de instituciones dedicadas a la enseñanza superior y por otro se aceptan los títulos que otorgan. En cuanto a la "pérdida de capital humano" que mencionó otra reportera, a la que
le contestó Raúl Arias, me parece que olvidó el problema de algunos egresados de nuestra universidad que destacaron como estudiantes y luego obtuvieron becas – en algunos casos de las embajadas, en otros del FONCA y el CONACyT o incluso de “Tío Fidel” -- para estudiar en algunas de las universidades más prestigiosas del planeta y al volver a Xalapa se encuentran con las puertas cerradas y apenas logran subsistir dando algunos cursos con salarios de tres y cuatro mil pesos mensuales.
Las universidades deben atender a esos jóvenes y no tratarlos con indiferencia. Me parece muy bien que la Universidad Veracruzana se preocupe y apoye a los cafeticultores y a las familias de emigrantes, pero no debe olvidar a sus mejores egresados.
(enviada el 10 de diciembre 2012)

Una confusa convocatoria del IVEC


Lo menos que se puede esperar de una convocatoria publicada por una dependencia del Gobierno de Veracruz es que sea clara y coherente, pero éste no es el caso de la emitida por el IVEC para integrar su Programa Editorial 2012. Los concursantes deben entregar una “Manifestación expresa de la aceptación …de todas y cada una de las condiciones establecidas” en las bases, pero éstas son francamente contradictorias y lógicamente no se pueden aceptar “todas y cada una”.En cláusula 5 se establece que “La obra [propuesta] puede ser inédita o publicada anteriormente […]”; sin embargo, en la cláusula 16 se requiere que los participantes entreguen una “Manifestación expresa del carácter original e inédito en todo el mundo de la obra, así como que no es copia ni modificación, total o parcial, de ninguna obra propia o ajena”. En la cláusula 16, se estipula que “Las obras deberán presentarse impresas por duplicado …” y “junto con una declaración firmada”, pero en la siguiente cláusula se menciona que “En los casos de las obras presentadas vía correo electrónico la declaración jurada se incluirá escaneada (sic) en el mismo correo electrónico”; el problema es que en ninguna otra parte se indica a qué correo se debe enviar el mensaje y los anexos requeridos. Según la cláusula 21, “el IVEC destruirá todos los manuscritos no premiados […] y se compromete a eliminar los archivos recibidos a través de correo electrónico”, pero en realidad no hay posibilidad alguna de enviar alguna obra por esa vía y ahorrarse la impresión. La convocatoria parece por todo eso una broma de mal gusto. Por lo demás revela revela una visión muy peculiar y estrecha de la literatura, pues en la cláusula quinta estipula que “Los interesados podrán participar con una o varias obras de cualquier género literario (novela, cuento, poesía, crónica, relato, aforismo, leyendas)” y en la cláusula undécima se asienta que “las obras presentadas a evaluación deberán corresponder a géneros literarios O BIEN a crónicas, recopilación de tradiciones orales, letras de canciones tradicionales (versadas), cuentos infantiles, ensayos, entrevistas y recopilación de artículos”. En otras palabras, para quien redactó esta convocatoria el ensayo no es un género literario. Por si fuera poco, la convocatoria, establece algunas restricciones que no concuerdan con el propósito de “apoyar a los creadores de obras literarias, artística, científicas y/o académicas”, pues “La obra [propuesta] puede ser inédita o publicada anteriormente con excepción de obras publicadas por el IVEC o cuya edición sea en fecha posterior a 2005”.
En vez de darle preferencia a las obras publicadas por el IVEC que han tenido mayor resonancia, como parte de un proceso de selección continua, se las excluye sin dar explicaciones. Por lo general, los grupitos que controlan el presupuesto destinado a publicaciones, se las arreglan para excluir a quienes no gozan de su simpatía, y las restricciones mencionadas no son por eso raras. Desde el 24 de febrero le escribí al Maestro Alejandro Mariano para solicitar una reedición de mi libro La gata revolcada, publicado por el IVEC en 2009, señalando que se había comentado en El Universal y reseñado en Casa del tiempo, Siempre! y la revista francesa Caravelle, pero tuve que insistir para que en su oficio IVEC/dgx7013272012, de fecha 18 de junio, me contestara que “toda reedición... tendrá que seguir el curso natural e institucional y someterse a evaluación para determinar su pertinencia”. Ahora se publica una convocatoria en la que se excluye a las obras publicadas por el IVEC, pero no se explica esta decisión ni otras implícitas en la convocatoria, y los responsables se comportan como si estuvieran facultados para tomar las decisiones que se les venga en gana sin tener que darle cuentas a nadie. 
 (La Jornada Veracruz,  miércoles, octubre 31, 2012).

Programa Editorial del IVEC (Recortes y omisiones)


Como novedad, el Instituto Veracruzano de Cultura ha publicado este año una convocatoria a presentar obras escritas para su publicación dentro de su programa editorial 2012. Se trata, en apariencia, de responder así a una exigencia de transparencia en la selección de los títulos publicados, pues antes los autores interesados proponían alguna obra y ésta era sometida a la aprobación de un comité, pero no había un concurso como ahora. De cualquier modo, la convocatoria revela recortes a la cultura y una visión estrecha del mundo editorial, pues las veintidós obras seleccionadas se publicarán, sí, pero “con un tiraje de 500 ejemplares”. (Durante el sexenio pasado el tiraje de las ediciones era de mil ejemplares).. Lo peor de todo es que “Se firmaría un contrato elaborado por el Departamento jurídico del IVEC otorgando exclusividad de los derechos a este instituto durante 3 años”. Se trata en este caso de algo usual y aceptable cuando la publicación de alguna obra literaria es una empresa arriesgada y los editores procuran proteger su inversión. Las publicaciones del Instituto Veracruzano de Cultura no tienen fines lucrativos, sino que “el propósito es difundir… la riqueza de la creación literaria del estado”, por lo que es incongruente que se pretenda amarrar a los escritores durante tres largos años, impidiéndoles contratar otras ediciones, mientras se venden los cuatrocientos cincuenta ejemplares que quedarían después del pago en especie de los derechos. El IVEC no se obliga a promover y comercializar los libros a través de las librerías EDUCAL, por lo que sólo se venden en las ferias, y las ediciones tardan años en agotarse, si no se regalan a visitantes distinguidos. El precio de venta de los libros publicados por el IVEC es muy reducido y apenas rebasa el costo de producción; por eso no lo perjudicaría que apareciera otra edición del mismo libro hecha por otra institución o alguna empresa, ya que seguramente tendría un precio mayor, y eso repercutiría favorablemente en las ventas de su edición.
La gente compraría el libro más barato de haber otra edición, y el más barato sería siempre el del instituto. El apoyo del gobierno se haría así más evidente. Por otra parte, la convocatoria revela también una visión estrecha de la literatura o al menos descuido, pues no se menciona la posibilidad de presentar autobiografías o memorias. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes publica una colección de Memorias mexicanas, que incluye obras como el Memorial del aventurero, de Juan de la Cabada (1899-1986), y La invención de sí mismo de Marco Antonio Millán (1913-1999), pero de eso al parecer nadie se acordó al redactar la convocatoria. Se menciona la posibilidad de publicar biografías y libros de entrevistas, lo que me parece acertado, pero no se aclara que también podrían presentarse obras autobiográficas o memorias como las mencionadas, que fueron elaboradas a partir de entrevistas. Quedan descartadas además las autobiografías y memorias propiamente dichas. En varias ocasiones he señalado que hay un déficit de este tipo de libros. Hace unos años el rector de la Universidad de Guadalajara se dio cuenta de que Arreola se nos iba y le pidió a Fernando del Paso que lo entrevistara y editara las entrevistas. El resultado es un libro titulado Memoria y olvido. Obviamente, hay que hacer lo mismo en otros casos, pero al redactar la convocatoria nadie se acordó de estos géneros. Imagínense que alguien entrevistara a Jorge López Páez o al joven pianista Fernando Apan y redactara luego una “autobiografía” como las mencionadas, o que un artista joven, pero que ha viajado y vivido en el extranjero, como Francisco Ladrón de Guevara escribiera una autobiografía precoz como la de Eugeni Evtuchenko y las de los escritores mexicanos que a fines de los sesenta publicó EDHIAPSA. Obviamente no podrían presentar sus libros a este concurso. La convocatoria no menciona además cómo se resolverían los casos no previstos.

Una feria del libro bastante desangelada

En comparación con otras ferias parecidas que se celebran en el país, la 23ª Feria del Libro Infantil y Juvenil, inaugurada por el Gobernador Javier Duarte el 20 de julio, resulta bastante desangelada, debido a que la tarea de organizarla se le confió a personas con escasos conocimientos literarios. En Pachuca, por ejemplo, se realiza una Feria del Libro Infantil y Juvenil en el Centro Cultural del Ferrocarril y el extenso programa de actividades de este año destaca “la presencia de más de 50 escritores nacionales (Xavier Velasco, Eve Gil, Rocío Cerón, Agustín Cadena, Guillermo Fadanelli...), segun una nota publicada en la Jornada:(http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2012/07/16/11289915-inaugura-en-hidalgo-la-feria-del-libro-infantil-y-juvenil-2012) Además, se rindió un homenaje al escritor y músico hidalguense Federico Arana, quien obtuvo el premio Xavier Villaurrutia en 1973 por su novela “Las Jiras” y cuya obra fue analizada por Víctor Roura y Hugo García. (http://www.cronicahidalgo.com/2012/07/inicia-feria-del-libro-infantil-y-juvenil-2012-con-homenaje)/ También en la Feria del Libro Infantil y Juvenil que se celebró en Cuernavaca del 17 al 20 de marzo se rindió homenaje a un escritor oriundo de ese estado, José Agustín, que el año pasado obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y artes correspondiente a literatura. En cambio, en nuestra feria los escritores invitados sólo son Anamari Gomís, Ana García Bergua y Agustín Cadena, así como los autores de unos veinte libros para niños. Lo peor de todo es que los organizadores ignoraron por completo a la mayoría de los escritores veracruzanos, como Fidencio González (Poza Rica, 1954), quien falleció el pasado 4 de julio y en vida obtuvo varios premios importantes, pero nunca el menor reconocimiento en su estado. (Véase la nota de Merry MacMasters, publicada en la Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2012/07/20/cultura/a06n1cul) En la Feria del Libro Infantil y juvenil se ha reconocido la labor de algunos promotores de lectura, como la Maestra Martha Lydia Vivanco Ricaño, pero no por eso se debe olvidar a los escritores. Hace tres años se le otorgó, por cierto, una medalla a René Avilés, cuyo libro Cuentos y descuentos fue publicado por la Universidad Veracruzana. La principal novedad este año ha sido el homenaje a Carlos Fuentes que incluye la presentación de la edición conmemorativa de Aura a cargo de Rafael Antúnez y la colección “Carlos Fuentes”, publicadas por la Universidad Veracruzana, varias mesas redondas sobre sus obras, en una de las cuales participan Anamari Gomís y Ana García Bergua, la proyección de algunos documentales y las películas en que participó como guionista. Se trata, sin duda, de una excelente idea, pero se olvidó por completo a Charles Dickens y a los hermanos Grimm, homenajeados en la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires, pues este año se conmemora el bicentenario del natalicio del novelista y el de la publicación de los famosos cuentos.
(La jornada Veracruz,  miércoles, 23 julio, 2012)

CREDENCIALITIS y malgasto en la U.V.

La noticia de que la Universidad Veracruzana procedería a otorgarle nuevas credenciales a investigadores, docentes y empleados, me recordó el caso del INAPAM. Hace unos meses me decidí a tramitar la credencial que otorga ese organismo para obtener algunos descuentos y me enteré de que era necesario acudir primero a la Quinta de las Rosas para obtener una ficha. Posteriormente, hablé con la responsable y le hice ver que yo trabajo y no dispongo de toda la mañana para tramitar la credencial, pero me contestó que "no se trabaja por citas en ninguna parte del estado". En otras palabras, no se quiso poner las pilas. Al parecer, los funcionarios del INAPAM creen que todas las personas mayores de sesenta años ya se jubilaron y no tienen nada que hacer. Tuve que reclamar para que se me atendiera debidamente, pues el famoso instituto trata a los viejos como ciudadanos de segunda. En realidad, la credencial NO HACE FALTA pues debería bastar con la credencial de elector para obtener los beneficios que se otorgan a los mayores de sesenta años. Eso es lo que se hace en España, donde se usa el DNI (Documento nacional de identidad, equivalente a la credencial de elector), para comprobar la edad y obtener los beneficios correspondientes. Y si no hace falta la credencial, tampoco hace falta el INAPAM, un organismo cuyo principal logro es haberle dado su credencial a un millón de mexicanos durante el año pasado y que representa una carga para el contribuyente. Se malgastan en ese organismo recursos que se podría destinar a hospitales, universidades y organismos culturales o a programas de atención a los viejos que podrían estar a cargo del IMSS. No hay que olvidar que este tipo de gastos – el innecesario crecimiento burocrático – son los que han hundido a Grecia y otros países. El colmo es que luego fui al Palacio municipal y vi que ahí también había colas para obtener OTRA credencial de jubilado. Lo peor de todo es que algo parecido está ocurriendo en la Universidad Veracruzana, donde el personal ya contaba con la credencial del Servicio médico y ahora se le exige que tramite otra credencial provista de un “chip”, en la que se han gastado ya unos ochocientos mil pesos y puede costar más. También se pretende dotar de “credenciales inteligentes” a los estudiantes, aunque los del área de humanidades las rechazaron sensatamente y han optado por las credenciales tradicionales. Hace poco estuve unos días en París y me di cuenta que los estudiantes de la Sorbonne tienen credenciales de plástico, parecidas a las “tradicionales” de la U.V., y con los recortes impuestos por el nuevo presidente no hay ni la más remota posibilidad de que se les vaya a dotar de “credenciales inteligentes” como las que aquí están de moda.
Por si todo esto fuera poco, no crean que con las nuevas credenciales para académicos y empleados ya no se van a requerir las del servicio médico; lo que se pretende es que se hagan nuevas credenciales para ese fin … y, si nadie los para, al rato inventarán credenciales para ir al baño.

(La jornada Veracruz,  miércoles, octubre 03, 2012)


En este taxi yo sí leo


La Secretaría de Educación de Veracruz sigue dando tumbos y palos de ciego en lo que se refiere al Fomento a la lectura. El programa “En este taxi yo sí leo” me recuerda el título del más conocido de los libros de Gabriel Zaid: Para leer en bicicleta. El título es muy bueno, pero el programa me parece desatinado. Se trata de una copia del Programa De boleto, implementado por el Gobierno del Distrito federal, para promover la lectura en el metro y los autobuses, y que tampoco me parece acertado, porque ahí por lo general hay que mantenerse alerta y no descuidarse metiendo la cabeza en un libro. Hubiera sido mejor implementar algo parecido en los autobuses foráneos, donde los pasajeros pasan más tiempo, pero no creo que colabore el ADO y otras empresas porque las películas que exhiben les permiten aumentar la tarifa. De cualquier modo, un autobús o un tren no son los mejores lugares para leer, y menos un taxi; en realidad, no es recomendable leer en un vehículo en movimiento. Borges leía en el tranvía, pero eso contribuyó a que perdiera la vista, porque se le desprendió la retina. Por eso resulta inadmisible que se promueva la lectura en trenes, autobuses y taxis. Yo cuando viajo en un autobús prefiero aprovechar la oportunidad de apreciar el paisaje, pues por lo general vivimos en las ciudades; además, hay que hacer un poco de introspección, pues todo nos distrae y nos enajena. Para promover la lectura, sería mejor aprovechar los consultorios, pidiéndoles a los médicos que le ofrezcan revistas atractivas a sus pacientes. En la Universidad Veracruzana existe un Programa de Fomento a la lectura, pero en el Servicio médico los pacientes ven la tele, pues no se les proporcionan revistas y periódicos. Lo mejor es promover la lectura en las escuelas y por medio de la radio y la televisión. Hay que interesar a los niños y a los jóvenes en los libros, despertar su curiosidad y para eso se requiere proporcionarles información sobre libros y escritores.
Cuando era niño, me encontré en casa un libro descosido, una parte de un libro, en realidad, y ahí vi una imagen que me atrajo. Dos hombres hablaban en una habitación y veían hacia una ventana, que no era rectangular, sino ovalada, y por la cual se veía una especie de pulpo, un calamar enorme. Se lo enseñé a mi madre y ella me dijo “Ese era un libro de mi abuelo” y me habló de 20,000 leguas de viaje submarino.
Mencionó además que el autor, Verne, también había escrito otros libros, el Viaje al centro de la tierra y otro sobre la luna, así como La vuelta al mundo en 80 días. De momento yo no pude leer esas obras, pero me quedó muy claro que los libros encerraban historias interesantes y portentosas. La información que ella me proporcionó en ese momento me despertó interés y lo mismo hizo muchas veces, pues me habló de París y la guerra de Troya, el rey Midas y me explicó lo que era un centauro, un fauno, etc.
Para interesar a la gente, hay que proporcionarle primero información acerca de los libros y sus autores, y eso es algo que se puede hacer por radio o televisión.
Durante todo el año pasado, estuve insistiendo en que el IVEC tuviera un programa de televisión, como “IVEC presenta”, que se transmitía los sábados por el Canal 4 Más, y en el que se le podían dedicar unos minutos a reseñar libros, como se acostumbraba en “Revista universitaria” a fines de los ochenta. Incluso se puede hacer un programa dedicado a comentar libros con los participantes de los talleres de lectura y cualquier persona que quiera hablar de algún libro que le haya gustado especialmente. Hay que organizar talleres de lectura en las escuelas, desde luego, e invitar a los escritores a que vayan a dialogar con sus lectores. Así se hace en Francia, donde Michel Tournier no sólo hizo una versión para niños de su novela sobre Robinsón y reescribió la historia de Pierrot, sino que también aparecía en las aulas para contestar las preguntas de sus lectores. 

(La jornada Veracruz, domingo, 12 Feb 2012).

El Hay Festival


El Hay Festival que se acaba de celebrar en Cartagena parece que ha sido todo un éxito y en octubre se volverá a realizar en Xalapa, pero ¿estaremos mejor preparados para disfrutarlo?¿Se aprendió algo de los errores cometidos o vamos a repetirlos?
Hace décadas se celebró aquí el Festival Pablo Casals, pero no se contaba con la estructura necesaria para ello. La Sinfónica de Xalapa ofrecía sus conciertos en el Cine Lerdo y el piano, que se guardaba en el Colegio Preparatorio, era un Steinway de media cola, que se utilizó para acompañar a los chelistas. No teníamos un piano de concierto como los que luego se han adquirido para el Teatro del Estado y el Instituto Superior de Música.
Debido a eso el Festival Casals ya no se volvió a celebrar en Xalapa, sino en Puerto Rico y subsiste en un pueblo francés en los Pirineos, donde hay un conservatorio y no faltan pianos. Con el Hay Festival casi se repitió la historia. El Instituto Veracruzano de Cultura tuvo que cerrar el Teatro del Estado unos días antes, porque no tenía recursos para pagar la luz, y la presidenta municipal, Elizabeth Morales, le tuvo que recordar al gobernador el compromiso que tenía con el British Council. Se hizo así un esfuerzo para atender a los escritores invitados. Ojalá este año no haya problemas parecidos, y la organización mejore.
En las conferencias a que asistí el año pasado no había mucha gente, y es que antes del festival se debió hacer más difusión sobre los escritores participantes .
Para que el Hay Festival tenga la mayor repercusión se requiere la colaboración de los medios – prensa, radio y televisión – y de los escritores de la región. Desafortunadamente, el IVEC que contaba con un programa de televisión durante el sexenio pasado y además publicaba una revista de difusión, Lectorum, no pudo mantenerlos durante el primer año del presente.
Además, los únicos periódicos que tenían un suplemento cultural –el Diario de Xalapa y el Diario A/Z – los dejaron de publicar hace unos años. La sección "Cultura" del Diario de Xalapa por lo general sólo tiene cuatro páginas, en vez de las ocho que tenía, y en esas condiciones sólo puede publicar notas informativas y escasas reseñas y notas literarias.
Es necesario que las organizadoras del Festival – la Subsecretaría de Tursmo cultural y el Ayuntamiento – soliciten a los periódicos que le dediquen más espacio a la difusión cultural y ojalá el IVEC pueda volver a producir un programa y a imprimir alguna revista – tiene una digital.
Los organizadores del festival pueden de cualquier modo invitar a colaborar a algunas personas como Rosa Friscione, que tiene un programa en Radio Más, donde con frecuencia comenta libros. Y lo mismo en el caso de la revista Forum, que se distribuye gratuitamente en algunas librerías de Monterrey, Guadalajara y Xalapa, gracias a los esfuerzos de Rafael Antúnez. De cualquier modo, es necesario que la lista de escritores invitados se dé a conocer con la mayor anticipación para que nuestras librerías consigan sus libros y éstos se comenten en los medios.
El Festival del año pasado me permitió volver a escuchar a Alfredo Bryce Echenique, cuya novela Un mundo para Julius enriqueció nuestra literatura al presentar la realidad hispanoamericana desde la perspectiva -- la de un niño rico --, pues antes la "denuncia" se hacía desde el punto de vista de los indios, los campesinos y los trabajadores explotados.
En las librerías vi algunas pilas de ejemplares de la edición conmemorativa de los cuarenta años de esa novela, pero sólo dos o tres ejemplares de otras novelas suyas y ninguno de sus relatos autobiográficos, que tienen también una pesada carga emotiva, que Bryce maneja con desenfado. Y lo mismo pasó con otros escritores.
Yo me enteré a última hora que iba a venir Cristina Fernández Cubas y no pude conseguir sus libros, sino después del festival. El programa del año pasado se cerró supuestamente en febrero, pero no se dio imprimir alguna revista – tiene una digital.
Los organizadores del festival pueden de cualquier modo invitar a colaborar a algunas personas como Rosa Friscione, que tiene un programa en Radio Más, donde con frecuencia comenta libros. Y lo mismo en el caso de la revista Forum, que se distribuye gratuitamente en algunas librerías de Monterrey, Guadalajara y Xalapa, gracias a los esfuerzos de Rafael Antúnez.
De cualquier modo, es necesario que la lista de escritores invitados se dé a conocer con la mayor anticipación para que nuestras librerías consigan sus libros y éstos se comenten en los medios.
Yo creo además que se deben aceptar sugerencias. Hace tiempo yo le escribí a Cristina Fuentes La Roche para sugerirle que invite a Rosario Ferré, cuya Memoria ha sido publicada por la Universidad Veracruzana, pero ni las gracias.
(La JornadaVeracruz, 31 de enero de 2012)

¿Y Maples Arce?


La estatua de Murillo Vidal robada el 17 de septiembre será remplazada por otra que ya se le encargó a la escultora Edith Vázquez.
En cambio, a nadie se le ha ocurrido reponer el busto de Maples Arce que se encontraba en la plazuela ubicada entre González Ortega y José Ortega donde estas calles desembocan en la de Alfaro, frente a la Biblioteca de la Ciudad, y que  fue robado hace años.
El poeta no tiene para el gobierno del estado la misma importancia que el político, aunque se desempeñó como Secretario de gobierno con el gobernador Heriberto Jara y luego hizo carrera en la diplomacia como embajador en Francia y otros países.
Tampoco le interesa al ayuntamiento.
Lo peor de todo es que sus obras  también se han olvidado. 
La UNAM incluye  la  antología del estridentismo de Luis Mario Schneider en su biblioteca del estudiante Universitario, pero aquí no se ha reimpreso el número de La palabra y el hombre dedicado al poeta y sus seguidores.
Aunque se pretende promover la lectura entre los estudiantes de la Universidad Veracruzana, no se ha sabido aprovechar a ese movimiento que puso a Xalapa en el mapa de la poesía moderna y urge una reparación, un desagravio.
No podemos olvidar al poeta que supo expresar la soledad del hombre perdido en el universo:
“Yo soy un  punto muerto en medio de la hora
 Equidistante al grito náufrago de una estrella
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra
Y la luna sin cuerda me oprime en las vidrieras”
Y que describió la separación de la amada:
Yo departí sus manos,
pero en aquella hora
gris de las estaciones,
sus palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómetros la arrancó de mis brazos.
Es curioso que al mismo tiempo se festeje a otros poetas que han obtenido diversos galardones.
El muralista Melchor Peredo propuso fundir la estatua de Fox para remplazar el busto del poeta.
Habría que preguntarse más bien si es apropiado erigir estatuas a lo loco.
Hace poco se develó la escultura de un niño considerado el primer caso de gripe AH1N1  y antes la controvertida efigie del obispo y antes la de Fox que un grupo de priístas derribó la noche del  20 de octubre 2008.
También se han develado bustos de Lolita Ayala y Zabludovsky en el Paseo de los periodistas.
Bernardo Luis López Arta sánchez que fundió las estatuas de Fox y el niño “cero”, acaba de hacerle otra a Juanito.
Y no hay que olvidar al perro “Xico” de Cristina Pineda, tal vez la única que tiene valor estético, la única obra de arte, aunque yo creo que funcionaría mejor como un dije al lado de las joyas inspiradas en los sellos encontrados hace unos años en estas tierras.
     O tempora, O mores!
         (Política, 15 de diciembre 2009).