martes, 18 de febrero de 2020

Un libro como obsequio: Tren musical de palabras

Imagínense que cada año los jubilados recibieran con su aguinaldo un libro de regalo o que la Universidad Veracruzana le diera a escoger a sus trabajadores entre un libro y un CD como los que en alguna ocasión se grabaron con el Tlen Huicani o algunas obras de Mario Ruiz Armengol interpretadas por los alumnos de Alejandro Corona.
Desafortunadamente, el IPE se limita a pagar pensiones y hacer algunos préstamos a los trabajadores pensionados, y a su directora, Daniela Griego, lo que le preocupa es que algunos ayuntamiento morosos paguen sus deudas; no le interesa fomentar la lectura, y tampoco a la rectora. Por eso me parece digno de aplauso que el ayuntamiento encabezado por el Dr. Hipólito Rodríguez haya publicado una antología de poemas, con un tiraje de 30 mil ejemplares, para regalárselo a los niños que cursan la primaria en las escuelas del municipio.
El proyecto me parece excelente, y no quisiera regatearle reconocimiento al ayuntamiento, pero lo arruinaron por el papel –muy blanco y deprimente. “Parecen fotocopias”, me dijo una joven. Las ilustraciones, además, se le hubieran podido encargar a algunos estudiantes de Artes plásticas, pues la del lobo por ejemplo me parece que la he visto en otra parte. En fin, yo creo que los niños merecen algo mejor, y pienso en  Primeras luces, que tenía un papel más cálido, con manchas amarillas en las que resaltaban las letras negras. Ese libro incluía poemas de Amado Nervo – el de Aquel caracol y Al claro de luna, el de los lagartos llorones de García Lorca y uno de Juana de Ibarborou — Cantar del agua del río, cantar continuo y sonoro.
Me dice una estudiante de Letras que le gustó la recopilación, pues son “poemas breves pero con mucha chispa” y que sus favoritos fueron “El barquito de papel” de Amado Nervo, “Cómo llamar a un gato” de T.S. Eliot y “Espiral” de Octavio Paz.  También “el de Gabriela Mistral” sobre Caperucita roja, que celebro que Homero haya incluido, porque prescinde del cazador y el final feliz. Es mejor, creo yo,  que los niños sepan que “los malos” a veces se salen con la suya.
En fin, hay que felicitar al ayuntamiento y a José Homero por la idea de publicar una antología de poemas para regalársela a los niños, y ojala dentro de un año publiquen otro libro con cuentos breves y hagan una edición más atractiva.
El Ivec y la SEV, la UV y el IPE podrían hacer algo parecido.