A pesar de las declaraciones
triunfales del rector acerca los “pasos firmes” que se han dado hacia la
excelencia, la Universidad Veracruzana se ha desconectado en los últimos años
al dejar de pagar las suscripciones a las más importantes bases de datos y a
algunas de las principales revistas académicas y literarias. Durante el
coloquio de otoño, le eché un vistazo a la hemeroteca de la USBI y me di cuenta
que al parecer no se han renovado las suscripciones a las revistas. Hace
décadas tuve la oportunidad de enseñar en la Universidad de Toulouse le Mirail
y aproveché la oportunidad para establecer un intercambio de publicaciones con
la Universidad Veracruzana, gracias a Enrique Cruz, quien fungía como director
de la Biblioteca central y envió algunos libros publicados por la U.V. a cambio
de la colección completa de Caravelle (Cahiers du monde hispanique et
luso-brésilien). Y como en esa revista se publicó hace un año una reseña de mi
libro La gata revolcada, quise verla, pero me encontré con que no estaban los
números correspondientes a los últimos ocho o nueve años. Le escribí a la
Maestra Diana González, quien se desempeña desde como Directora General de
Bibliotecas, y poco después recibí un mensaje de la Maestra Ana María Salazar,
la Subdirectora administrativa, donde me informa que esa revista “se encuentra
disponible…dentro de la base de datos JStor, que puede ser accedida desde
cualquier equipo, en forma gratuita, y pueden consultarse los fascículos desde
1988 al 2009”.
Así es, en efecto, pero el problema
es que no hay acceso a los artículos publicados durante los últimos tres años,
y algo parecido pasa con otras publicaciones como la Hispanic Review, en cuyo
sitio, claramente se puede leer: Online Access Full-text content is available
at this website through Project Muse. Current subscribers should select the Login link in the top right menu
bar, enter their Customer ID and click the Login button. Then click the red
Online Access link in the top right bar. Es cierto que
algunos números atrasados se pueden consultar gratuitamente y, por ejemplo, se
puede leer una de mis reseñas en el sitio: http://www.jstor.org/stable/3247028,
pero hace unos años había que pagar para ver ese texto publicado en el 2003. En
cuanto a Review, publicada por la Americas Society en Nueva York, que le acaba
de dedicar su penúltimo número a mujeres viajeras y me urgía revisar, no se
encuentra en la USBI ningún número publicado durante los últimos años. Al
parecer, los responsables de nuestras bibliotecas y hemerotecas se han ido con
la finta de que ahora TODO SE ENCUENTRA EN INTERNET y se imaginan que no hay
pagar suscripciones ni abonarse a las principales bases de datos.
Desafortunadamente, el acceso a los
artículos publicados en todas esas revistas se encuentra restringido a los
suscriptores y, si la U.V. no paga las suscripciones, nos deja a los
investigadores completamente desconectados. Lo peor de todo es que tampoco se
ha pagado la suscripción a los más importantes bancos de datos, como el New
Grove Dictionary of Music, del que los estudiantes y profesores de la Facultad
de Música sólo pueden consultar una edición muy atrasada en 20 volúmenes.
Posteriormente, se hizo una segunda edición en 29 volúmenes y ahora esta obra
de consulta se encuentra en línea, pero para poder utilizarla hay que pagar, claro,
y eso es lo que no ha hecho la U.V., y lo mismo pasa con la MLA International
Bibliography y otras fuentes parecidas. Para los estudiantes de música, letras,
idiomas y otras carreras resulta indispensable que en las bibliotecas
correspondientes se encuentren por lo menos revistas como Casa del tiempo,
Universidad de México, Tierra adentro, Biblioteca de México, y también Lire, Le
magazine littéraire y Le monde de la musique, entre otras. Hay que agregar que
los préstamos interbibliotecarios se han vuelto un lujo que los investigadores
no pueden permitirse, pues no hay una partida para cubrir los gastos
correspondientes.
Y así están las cosas.
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