En una entrevista que le hizo Erika Carrillo, el entonces candidato a gobernador, Fidel Herrera, aseguró que “la política cultural no debe ser sólo asunto de burócratas” y anunció la creación de “un Consejo Veracruzano para la Cultura y las Artes, a partir del cual sean precisamente los mismos artistas e intelectuales quienes tomen las decisiones fundamentales en esta materia”. Por eso ahora no deja de llamar la atención que el diputado Atanasio García Durán haga suya la propuesta original de Fidel Herrera y proponga a nombre del PRD “un Consejo para las Cultura y las Artes de Veracruz, cuyo propósito es hacer concurrir a la ciudadanía dedicada a la cultura, pero especialmente a las artes”.
En mi opinión, la promesa de campaña que hizo Fidel Herrera no era establecer un Consejo Veracruzano para la Cultura y las Artes, sino darle a los artistas e intelectuales la oportunidad de tomar las decisiones fundamentales, y yo creo que habría que empezar por consultarlos acerca del proyecto de establecer una Secretaría de Turismo Cultura y Cinematografía. ¿Preferirán los artistas que hace poco recibieron el casco de La Orduña tratar con Gustavo Souza o con Roberto Bueno en vez de hacerlo con Víctor Arredondo, Adolfo Mota y Esther Hernández? Habría que preguntarse, además, si de veras un consejo implica una mayor participación ciudadana que una secretaría, pues el CONACULTA es de hecho un organismo donde las decisiones se toman arriba y lo mismo pasa en los consejos que funcionan en algunos estados, para no hablar de otro “consejo”, el CONACYT. La participación ciudadana se da por medio de los comités del FONCA y otros parecidos, pero eso es todo, y ese tipo de comités ya existen en el IVEC y se pueden crear otros consejos técnicos en las orquestas y museos. Si se crea un Consejo Veracruzano para la Cultura y las Artes y al titular lo va a designar el ejecutivo, y los integrantes de las comisiones también son designados de igual modo, yo creo que da igual que ese organismo se llame Consejo o Secretaría y que lo esencial es darle más atención e importancia al arte y permitir una mayor participación de los artistas e intelectuales.
La Secretaría de Educación y Cultura tiene ya un presupuesto de unos doce mil millones de pesos, comparable al de algunos estados, como Oaxaca, y ha crecido demasiado, por lo que dividirla parece una operación administrativamente saludable, pero habría que establecer una Secretaría de Educación y otra de Cultura, adoptando el modelo francés, como se ha hecho en Oaxaca, Puebla, Michoacán, Jalisco y el D.F.; el proyecto de una Secretaría de Turismo, Cultura y Cinematografía, ha desconcertado y preocupado a los intelectuales y artistas veracruzanos, porque implica una visión comercial del patrimonio cultural y de las artes, rechazada por cierto en la reciente asamblea general de la UNESCO, y además, la idea era darle más importancia a las artes y no menos.
(Política, viernes 4 de noviembre 2005)
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