domingo, 19 de agosto de 2018

Promover la lectura


De acuerdo con el Subdirector de Investigación y Educación Artística, Rafael Santín en 182 municipios no hay quien promueva la lectura, pues el IVEC sólo cuenta con 110 salas de lectura atendidas por otros tantos voluntarios en 30 municipios. No aclaró qué hacen esos promotores ni en qué consisten los programas de la Secretaría de Educación de Veracruz y el ISSSTE, si es que existen. ¿Cómo se podría entonces promover la lectura?

Hace poco estuve unos días en Londres y en la National Gallery pude ver una exposición de pinturas realizadas por alumnos de primaria. Se trataba de una selección de los trabajos realizados por los 32 mil niños de 180 escuelas que participaron en el programa Pinta un cuadro.

Cada año, la National Gallery elige un cuadro para que sirva de motivo de inspiración a los niños, y en esta ocasión se trató de La marquesa de Signelay y dos de sus hijos de Pierre Mignard, que data de 1691 y representa a la marquesa sentada en un diván con el mayor de sus hijos de pie a la izquierda y el menor a la derecha desnudo y con alas y un carcaj como cupido. Al fondo se puede apreciar el mar y más allá un volcán en erupción.

Los niños hicieron sus propias versiones de este cuadro, representando a sus propias madres y hermanos en lugar de la marquesa y sus hijos. Quienes no tienen hermanos, pintaron a sus padres y otros optaron por pintar sus autorretratos. La mayoría de los cuadros eran pinturas, pero no faltaban collages con fotografías y esculturas de papel maché. No sería difícil hacer algo parecido para promover la lectura. En vez de un cuadro, se podría tomar como modelo algún relato.

De acuerdo con su edad, se les podría pedir a los niños que escriban, dibujen o pinten sus propias versiones de relatos como Caperucita roja o Cenicienta, suministrándoles de paso las que ya realizaron algunos escritores como Thurber y Monterroso además de mostrar algunas películas como Una cenicienta moderna (A Cinderella Story) de Mark Rosman. Habría que organizar, además, concursos de relato autobiográfico y no sólo de cuento, así como de reseñas de libro o ensayos acerca de sus lecturas favoritas.

Lo importante es presentar la literatura como un juego. Las salas de lectura funcionarían en esa forma como talleres de escritura. Y, desde luego, también hay que aplicar el programa tal como lo hacen los ingleses. Se trata simplemente de ampliarlo a la literatura.


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