Borges creía que los latinoamericanos "podemos manejar todos los temas europeos con una irreverencia que puede tener y ya tiene consecuencias afortunadas", y eso es precisamente lo que ha hecho Toledo al recrear la historia de Pinocho, porque en su versión no es la nariz lo que le crece al muñeco cuando dice mentiras, sino "otra parte del cuerpo".
Por eso le sugerí al nuevo director del Ivec que montara en la Pinacoteca los 55 dibujos que Toledo le entregó a la SCHP como "pago en especie" de sus impuestos; incluso, le remití los requisitos para esa dependencia se los prestara.
Mi idea, por cierto, era que al mismo tiempo se exhibieran algunas ediciones de Las aventuras de Pinocho, originalmente publicado en Italia en 1883 y que unos años después apareció en español traducido por Rafael Calleja, pues para apreciar la reelaboración genial de Toledo hace falta el trasfondo de las otras versiones de la historia de Collodi, y entre ellas las película de Walt Disney y la de Spielberg, donde Pinocho es un robot, que se podrían exhibir en el Ágora.
Los dibujos de Toledo se exhibieron, primero, en Guanajuato, durante el Festival Cervantino, hace unos seis años, y luego en el Museo de Arte de la SHCP en 2015; el año pasado se presentaron en Querétaro y este año en el Museo de la Ciudad, en Mérida, del 17 de enero al 30 de abril; desde el 1 de junio se encuentran en el Museo de la Evolución, en Puebla, y en octubre se van a exhibir en el Museo del Carmen, en Guadalajara, según me informaron en la SHCP. Por eso era necesario iniciar cuanto antes los trámites para montar la exposición en Xalapa el año que viene.
Para convencer a Enrique Márquez le proporcioné incluso un ejemplar del libro con los dibujos publicado por Conaculta, pero nunca me contestó.
Me enteré, por cierto, de que se reunió con el responsable de las colecciones en la SHCP pero no solicitó los dibujos.
Hace unos años pudimos apreciar las esculturas de Soriano en el Parque Juárez y una exposición de Felguérez en la Pinacoteca, pero al parecer el actual Gobierno del estado no será recordado por algo parecido, y todo porque Márquez no se quiere poner las pilas.
Y algo parecido ocurrió desafortunadamente en la UV, donde Sarita no supo aprovechar la sugerencia de que celebrara el centenario de Mario Ruiz Armengol.
Hace unas décadas, recuerdo que Borges vino a México a grabar unos programas de televisión y en el coctel que se le ofreció en el restaurante "Le moustache" tuve la oportunidad de hablar unos minutos con José Luis Cuevas; le pregunté por qué no había expuesto en Xalapa y me dijo que no lo habían invitado; yo le informé después al rector, que era Roberto Bravo. "Dile a Miriam Chichai", me dijo, y no sé qué cara puse, pero cuando ya me iba, lo oí agregar: "Dile que yo te dije". Poco después, el genial dibujante vino a la inauguración de la exposición y recuerdo una cena que el rector le ofreció en el restaurante de la gasolinera "El Paraíso".
Hay quienes saben escuchar y aprovechan las sugerencias, y otros que, repito, no se ponen las pilas.
La Jornada Verácruz, 1 de octubre 2017