jueves, 5 de diciembre de 2019

Rumbo al Sur

(Música mexicana en París)
Desde hace décadas se realiza en la Sorbona un ciclo de conciertos a mediodía, en los que por lo general se interpretan obras del repertorio tradicional, pero este año se dedicó a la música española, portuguesa e iberoamericana y tuvieron como título una expresión de la jerga marinera, Cap au Sud, que se podría traducir como "Virar al sur" o "Rumbo al sur".
Los conciertos se realizaron los viernes a las 12 hrs. a partir del 15 de enero y hasta el 8 de abril, y hubo en total 11 conciertos, que tuvieron lugar en el Anfiteatro Richelieu, con excepción de los dos últimos que tuvieron como escenario el auditorio 25 en Jussieu.
El programa incluyó tanto al pianista Hervé Billaut, que interpretó algunas de las impresiones para piano de Isaac Albéniz, conocidas por el título general de Iberia, que conoce a la perfección, y a otros menos conocidos como la pianista Sylvie Lechevalier que tocó las Indianas de Guastavino y acompañó a la soprano Karine Deshayes en un extracto de la zarzuela de Pablo Luna, El niño judío, obras de Manuel de Falla y Granados, y las Melodías y Canciones de Guastavino.
El público pudo escuchar además al dueto integrado por el chelista Raphael Pidoux y el pianista Cédri Lorel, que tocaron la suite para chelo y piano de Gaspar Cassadó y la Pampeana N° 2 de Ginastera, entre otras obras, además de disfrutar una presentación del Niño de Elche, que ha renovado el flamenco, y un concierto de fado tradicional.
Para terminar, el Mariachi Mezcal, del que por cierto forman parte dos violinistas franceses, se presentó en Jussieu precedido por un cuarteto argentino que interpretó algunos tangos.
El programa fue bastante completo, pues por un lado incluyó algunas obras de compositores españoles, y, por otro, de compositores franceses que se inspiraron en la música antillana, como Chabrier; compositores bastante conocidos como Albéniz, Manuel de Falla, Villalobos y Ginastera, y otros menos conocidos como Guastavino; música de concierto y música tradicional o popular. Sin embargo, no puedo dejar de notar, como mexicano, que nuestro país
sólo estuvo representado por un mariachi y no aparecen en el programa los nombres de Manuel M. Ponce o Carlos Chávez, para no hablar de Mario Ruiz Armengol, Ricardo Castro o Zychman.
Ojalá el profesor Jean Pierre Bartoli, que es el organizador de estos conciertos, continúe rumbo al sur y organice otra temporada con obras de otros compositores franceses que se inspiraron en la música iberoamericana, como Milhaud, y otros compositores antillanos como Ignacio Cervantes, cuyas danzas cubanas, por cierto, forman parte del repertorio de la pianista belga de origen mexicano Eliane Reyes. 
La Secretaria de Cultura o el INBA deberían aprovechar la oportunidad para felicitar a Bartoli y los demás organizadores del ciclo y ofrecerles apoyo para que el próximo año incluya obras de nuestros compositores.
El apoyo consistiría en mandarles las partituras de algunas obras como la Gavota de Ponce para que la interpreten –el cuarteto Voce, por ejemplo–, y pagarles el boleto a algunos músicos como Alfredo Isaac Aguilar que hace poco interpreto aquí la sonata para piano de Jiménez Mabarak, con motivo del centenario de este compositor.
De paso, Alfredo podría interpretar el mismo recital en la Casa de México, donde se alojó mientras estudiaba en Paris y donde ahora no se realiza ninguna difusión cultural.
La Jornada Verácruz, 27 de junio de 2016

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