El Instituto Veracruzano de Cultura (Ivec) se ha convertido de la noche a la mañana en Secretaría de cultura, pero al parecer se trata nada más de un cambio de nombre y no habrá una re-estructuración, por no decir "reingeniería", digna de "la cuarta transformación" prometida.
La transformación del Instituto Veracruzano de Cultura en Secretaría de cultura recuerda la "reingeniería" de Fidel Herrera, que estableció una Secretaría de Turismo y cultura y pretendía que el Instituto Superior de Música formara parte de esa dependencia, pero se encontró con la oposición de Antonio Tornero, que fungía como director del instituto y cuya voluntad se respetó. Ahora sin embargo no se trata de una Secretaría de Turismo y cultura, sino de una Secretaría de cultura, a secas, que debería incluir al Instituto Superior de Música y a los Grupos artísticos de la Secretaría de Educación, pero esto es más complicado.
Los integrantes de los Grupos artísticos, fundados por Roberto Bravo Garzón, no tienen plazas como tales, sino plazas de profesores, y se supone que han sido comisionados a los grupos, por lo cual puede resultar complicado su traslado a otra dependencia.
No hay que olvidar además a la Editora de Gobierno, una dependencia de la Secretaría de Gobierno, que también podría integrarse a la de Cultura.
Y tampoco hay que olvidar a Radio Televisión de Veracruz, pues también debería integrarse a la nueva Secretaría de cultura.
Si todas estas dependencias se integraran a una nueva Secretaría de Cultura, el Ivec debería seguir operando como tal, del mismo modo que a nivel federal el Inba y el INAH operan dentro de la Secretaría de cultura.
Al integrar estas dependencias, se estaría dando un paso importante hacia la transformación del país, pues al trabajar juntas podrían cumplir de manera más eficiente con la misión de "Preservar, promover y difundir cultura, por medio de la participación amplia y plural de la ciudadanía para fortalecer los valores y el patrimonio cultural de los veracruzanos". Desafortunadamente, lo más probable es que nadie haya pensado en esto y todo se reduzca a un cambio de nombre. Peña Nieto convirtió al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en Secretaría de cultura, pero luego se le recortó el presupuesto y al final no se le dio más importancia. Todo se redujo a maquillaje para simular que se le iba a dar más importancia a la cultura y no de una verdadera transformación.
En cuanto al Ivec, solo se dijo, pero al parecer ya se olvidó, por suerte, que la sede se trasladaría a Tlacotalpan, un verdadero desatino, pues ese traslado implica gastos, y el problema del Ivec ha sido siempre la falta de recursos que se malgastarían en una mudanza.
Lo que hace falta es darle más apoyo a los artistas veracruzanos, pues las becas del Programa de Estímulos a la Creación y el Desarrollo Artístico de Veracruz no se han
incrementado, y el tiraje de las publicaciones que hace unos 8 o 9 años era de mil ejemplares se redujo a 500, por lo que ese apoyo a los investigadores y escritores ahora es ridículo.
En vez de malgastar en un una mudanza innecesaria y absurda, hay que aumentar el número y monto de las becas, así como el tiraje de las publicaciones o al menos el de la colección "Voladores".
URGE rescatar el legado de los principales creadores veracruzanos. Hace poco se reeditaron algunas obras de Jorge Cuesta, pero ese libro deja mucho que desear, pues entre otras cosas solo tuvo un tiraje de 500 ejemplares – el Ivec no distingue entre un poeta consagrado y los del montón. No ha hecho nada por el Chango Garcia Cabral, y las Danzas cubanas de Mario Ruiz Armengo, publicadas por el Ivec en 1990, gracias a las gestiones de Alejandro Corona, se agotaron hace años y hay que reimprimirlas; además, se deberían publicar las partituras de su sonata y otras obras suyas para piano y música de cámara.
No tiene caso cambiarle nombre al Ivec; lo que hace falta es darle recursos para que pueda realizar más actividades culturales y cumplir con su mision.
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