Hace un tiempo señalé que los premios literarios que otorga el INBAL se encuentran racionados, pues no se permite que vuelvan a concursar quienes ya los obtuvieron.
Se trata con esta restricción que apoyar al mayor número posible de escritores, es decir de tener el mayor número posible de beneficiarios. Se trata de una política "clientelar", pues cada voto cuenta. Hay que tener contentos a los mas que se pueda; la calidad literaria es algo secundario.
Con esta política se ha bloqueado a algunos escritores que hubieran podido obtener el premio 2 o 3 veces, quizá más.
Tengo entendido, por cierto, que Sabina Berman obtuvo el de dramaturgia en 3 ocasiones, pues ahí no había esa restricción, y luego se le impidió volver a concursar.
Como se estableció en 1975, el premio de ensayo literario "José Revueltas", ya se le ha otorgado a 48 ensayistas, y, si no se hubiera restringido la participación en el concurso, ese número sería menor.
A lo mejor alguien ya lo hubiera ganado 3 veces, tal vez otros 7 u 8 escritores lo hubieran obtenido en 2 ocasiones; el número de ensayistas premiados sería menor; tal vez se hubiera reducido a 42.
Con la restricción, se ha impedido que destaquen esos ensayistas que lo hubieran podido ganar 2 o 3 veces.
Se les ha nivelado, en otras palabras, de un modo que recuerda a Procusto.
Como es sabido, este personaje era un asaltante obsesionado por la igualdad que se divertía ajustando la estatura de las personas que capturaba, a las que después de desvalijar obligaba a acostarse sobre una piedra.
Si la víctima tenía el mismo largo que la piedra, podía retirarse, pero si los pies sobresalían, Procusto mandaba que le cortaran las piernas. A los que por el contrario eran más cortos que su lecho les mandaba dar una estiradita. Obviamente, muy pocos sobrevivían al "acostón". La naturaleza ha creado la más amplia variedad humana, pero los ideólogos del nazismo pretendían reducir la humanidad a un sólo modelo, el "ario", alto, rubio y de ojos azules, deshaciéndose de quienes no llenaban los requisitos. Durante la Segunda Guerra Mundial se derrotó al fascismo militarmente, pero sus ideas renacen en lugares inesperados. Hace tiempo denuncié su presencia en el Programa de Mejoramiento del Profesorado, que implica la elaboración de un "perfil deseable" al que deben ajustarse los profesores de las instituciones de enseñanza superior del país, y ahora lo encuentro en la política implícita en los llamados Premios Bellas Artes.
Estos premios se otorgan para reconocer y estimular a los escritores, pero a algunos los bloquean, impidiéndoles ocupar el lugar que les corresponde.
Tenía la esperanza de que con la 4-T se eliminara la restricción mencionada o al menos se permitiera volver a concursar a quienes ya obtuvieron un premio después de un plazo que podría ser de diez años.
Desafortunadamente, tengo la impresión de que algunos funcionarios del INBAL no quieren hacer cambios.
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